Un equipo que pide pista para despegar

Con la salvación virtual en el bolsillo, el Valencia está obligado a cambiar de objetivo porque la permanencia se queda corta. Mucho. Sin embargo, hay que tener cuidado. Y es que, aunque las tres victorias seguidas son la demostración de que el equipo de Baraja está pidiendo pista para despegar, la realidad es que la plantilla sigue siendo igual de corta. Las cosas claras: es mérito del míster y del esfuerzo de los futbolistas que parezca más larga.

Por eso mismo, en este momento sería un error despegar los pies del suelo confundiendo la exigencia con obligación. Más allá del mercado, de Rafa Mir, de Peter Federico, de Cenk o de cualquier salida mayor o menor, de la nada ha nacido un proyecto que no hay que estropear ni condenar a que muera de éxito antes de hora. En verano ya se verá qué hace Lim, si es que para entonces sigue aquí, pero ahora lo más conveniente es seguir partido a partido, eliminatoria a eliminatoria.

No pasar a los chavales de rosca. Que esos jóvenes sigan con la energía de su edad, los veteranos con el poso de la suya y que la afición apriete como ha hecho a las duras y las maduras. No hay mejor receta para este miércoles en un partido con bastante que ganar, una eliminatoria que te deja en la antesala de pelear una final, pero también con mucho que perder. A diferencia de lo que venía pasando, esta vez el cartel de favorito no se discute.

Las caras de Cádiz son el reflejo del estado de ánimo de un vestuario que ha pulverizado las expectativas y en el que el día a día ya no es consecuencia de la limpieza que hizo el Pipo o del impulso de los nuevos sino del trabajo bien hecho. Se recoge lo que se siembra y este es el momento de ver cómo brota una de las mejores cosechas que se han plantado. En época también de apreturas, por cierto, es buen ejemplo para el Levante UD, en el que ojalá sea cierto como dice su presidente en la entrevista que esta vez va la vencida. El esfuerzo de Danvila merece recompensa. 

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