Opinión

Jamás dejaría vacío Mestalla para protestar: siempre dentro

La protesta contra el Celta de 2022

La protesta contra el Celta de 2022 / JOSÉ MANUEL LÓPEZ

No quiero un Mestalla vacío con el Valencia jugando un partido, el que sea, me da igual. Mi forma de ver y vivir este club me impide pensar de esa manera o actuar para que eso suceda. No le afeo a nadie que lo haga, faltaría más; respeto mi libertad tanto como la del prójimo. Pero no la comparto en absoluto. Y por ello no dejo de ser igual de valencianista que el que se quede fuera el día del Girona porque entiende que debe proceder así para dar su opinión de la temporada. Por la situación. Por todo.

En mi ánimo no está el generar ninguna polémica o enfadar a nadie porque, entre otras cosas, quien no entienda que cada uno vive esto de una manera distinta es igual de intolerante y dictador que Lim, o incluso más. Porque él no es de nuestro equipo y nosotros (todos) sí lo somos, con lo que se estaría señalando a una persona que siente lo mismo que tú sólo porque entiende que la solución a los problemas pueda ser otra. Pero por supuesto sin negar que, efectivamente, el problema existe y tiene nombre y apellidos.

No me quedaré fuera de Mestalla, ni el domingo ni nunca. Mi manera de pensar es esa, y estoy convencido de lo que digo y de lo que hago. Y eso no quita que respete enormemente al que haga cualquier otra cosa. Creo que el domingo ese equipo y ese entrenador merecen un aplauso largo y sentido porque han hecho mucho más de lo que nadie imaginaba, y porque han quitado la razón a todos aquellos que no daban un duro por ellos el pasado verano. Y encima siendo la gran mayoría de casa, sintiendo este escudo como cualquier aficionado. Y siendo ambiciosos. Aun siendo buena la temporada, el equipo está tocado por no haber alcanzado Europa. Y ojalá me coma esta última frase dentro de unos días, dicho sea de paso.

Ahora sí me meteré en un buen charco. Pero, como siempre, dando mi opinión, sin más. Vaciando el campo no se va a lograr nada, como se ha podido comprobar estos años atrás. La “imagen potente” ya se ha conseguido varias veces y no ha cambiado nada en absoluto, Lim ha seguido igual en su política deportiva y también en la financiera. Se han engordado unas expectativas que jamás se han cubierto, ni siquiera de lejos. Lo cierto es que todo está de la misma forma que en agosto de 2019, cuando aquel equipo voló por los aires para nunca volver. Al menos hasta la fecha. No queramos ser todavía más tremendistas, que ya tenemos bastante.

Pido por favor, aunque con pocas esperanzas en que nadie me haga caso, que estos días no se conviertan en una guerra ni en un plebiscito de valencianistas buenos y malos. No hay de una cosa ni de la otra, simplemente hay valencianistas. Ya ha habido bastante con que se haya querido achacar a la sociedad civil el hecho de no tener dinero para comprarle el Valencia a Lim, lo cual me pareció una falta de respeto brutal, como para que encima ahora nos enredemos en peleas callejeras a santo no tengo claro de qué. Así no vamos a conseguir nada de nada. Y por supuesto, Mestalla lleno hasta la bandera y diciéndole al palco bien claro lo que piensa, es lo que toca.

Los cambios en el Valencia se darán cuando haya dinero y cuando haya sentido común. Dinero para hacerse con el club, siempre que Meriton venda, y sentido común para poner en marcha el estadio y acabarlo, con las malditas fichas del famoso convenio. Porque, en caso contrario, el club no tiene nada, no vale nada. Y ya no sería que Lim perdiera, es que nadie comprará y los que perderemos todo seremos nosotros. No entiendo cómo esto cuesta tanto de ver y entender.

Antes de acabar, un aparte para Baraja y sus nanos. Cabeza alta y orgullo intacto. El año, con todo lo que ha pasado, ha sido para escribir un libro. Y se ha sacado con muy buena nota. Europa (que repito: ojalá se dé lo que debe darse, por más complicado que sea) era la guinda del pastel, era acariciar la excelencia. Con los mimbres que hay, no conseguir un puesto europeo en ningún modo puede representar un fracaso para este grupo. Si hablamos en términos de la historia del club la cosa cambia, claro. Eso tampoco lo va a discutir nadie. Empezando, por cierto, por el propio entrenador.

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