Opinión

Afición, entre la ilusión de Baraja y el engaño de Lim

El mejor ‘8’ de la historia del Valencia, junto a Claramunt, prefiere morderse la lengua de la ambición y dejar suelta esa que no hace más que reflejar la triste realidad a la que Peter Lim tiene condenada a la afición

Gayà, firmando autógrafos a la afición

Gayà, firmando autógrafos a la afición / JM López

El equilibrismo de Rubén Baraja en cada rueda de prensa es digno de elogio. En la mayoría de ellas, el mejor ‘8’ de la historia del Valencia, junto a Claramunt, prefiere morderse la lengua de la ambición y dejar suelta esa que no hace más que reflejar la triste realidad a la que Peter Lim tiene condenada a la afición. Y, en buena medida, parece lógico. Sobre todo, dentro de un club en el que escasean valientes para ponerse delante de un micrófono sin preguntas prefabricadas y abundan cobardes de WhatsApp. Por esta razón, porque a veces olvida el marrón que le han cedido de tener que hacer también de portavoz, la de ayer es de las pocas ruedas de prensa en el último año y medio que han valido la pena. Igual que antes de viajar a Anoeta, ayer Baraja fue Baraja. Más ambicioso. Bajo la apariencia de un mensaje a la prensa, el entrenador realmente le pidió a Meriton que tenga un poco de consideración con el valencianismo, que no vuelva a desmantelarle un equipo, o el germen de lo que puede ser un EQUIPO. El Pipo sufre como valencianista. Quiere decirle la verdad a la afición. Y sueña con que esa realidad fuese cada día un poquito más bonita. «No hay que engañar a los aficionados», dice al ser preguntado por los objetivos del futuro. El problema, sin embargo, consiste en que en Meritonia nada tiene sentido. Pues si alguien miente, año a año, a los seguidores, ese es Lim... ¿Y en él hay que confiar, Rubén, para que mejore el equipo?

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