Abandonó Getafe como un niño con ganas de convertirse algún día en un actor principal en el mundo del fútbol, ese en el que se metió desde muy pequeño y en el que rápidamente empezó a atraer los elogios de los sabios en la materia viendo las exquisiteces técnicas con las que deleitaba hasta el punto de lograr el título de ´Príncipe´ de Coslada´. Unos meses después, Parejo se presenta en el Coliseum hecho un hombre, tras comprobar en sus propias carnes que para madurar y crecer también has de atravesar por caminos duros, escuchar pitos y acabar harto buscando tu nombre en las convocatorias sin encontrarlo por ningún lado. Dani ha sufrido mucho, pero tenía claro que debía ir siempre con los ojos bien abiertos hasta ofrecer sobre el césped lo que le pedía su técnico: agresividad y mucha intensidad. Ese día, el nombre de Parejo dejaría de tener un papel residual en el Valencia y regresa a la que fue su casa los últimos dos años en su mejor momento como jugador valencianista. Ha sido titular en los últimos tres partidos de la Liga BBVA, ofreciendo su mejor cara.

Nada más pisar el estadio del Getafe, Dani va a ir a buscar a sus «inseparables» Miguel Torres y Jordi Codina, con quienes cruza mensajes prácticamente a diario. El portero ha estado toda la semana intentando sacarle información sobre el equipo, aunque la respuesta del valencianista fue contundente: «No hay que dar pistas». Junto a Mosquera, que ha regresado al Castilla, formaban un grupo envidiable en el vestuario azulón. Profesionalidad y bromas cuando Míchel les daba un respiro, en una temporada en la que disputaron la Europa League a pesar de acabar sufriendo por lograr la permanencia en Primera. En el Coliseum llegaron a decir que el centrocampista era la «niña bonita» de Míchel, un entrenador que desde el primer día confió ciegamente en él para dar el último pase entre líneas. Disputó 36 de los 38 partidos de liga, realizando un rodaje necesario para dar el salto a otro club grande, como era el VCF. ¿Por qué le costó tanto entrar en la dinámica blanquinegra? Uno de los motivos clave residió en la reubicación de Dani sobe el césped, ya que en el cuadro azulón no se le pedía que se esforzara tanto en labores defensivas porque a su espalda tenía a un jugador específico para esa labor. Así lo ve Parejo: «En ese sentido sí que ha variado mi función, Unai me pide mucha más intensidad defensiva y es lo que he ido mejorando en los entrenamientos». Hasta este momento era una faceta menos conocida en Dani, pero actuando en el doble pivote es una condición indispensable en el Valencia, lo que añadido a su gran visión de juego para realizar un pase de gran calidad al primer toque con el que superar las lineas le convierte en un futbolista más completo. Mestalla le ha silbado, pero en Getafe también hubo partidos en los que la afición le pedía más. Él tiene claro que el futbolista de los equipos grandes deben estar capacitados para jugar con esa presión y ante eso tiene un secreto: «Los pitos no te pueden condicionar dentro del campo a tomar una decisión, si crees que tu decisión es la mejor para el equipo debes insistir y no venirte abajo». Contra el PSV en Mestalla empezó a ganarse el corazón de la afición, como ante el Mallorca, ya que la gente comprobó que si coge el ritmo de competición es capaz de hacer pases distintos a los del resto del grupo. En él también han visto un cambio, ahora es capaz de ir a un córner a lanzarse al césped para robarte el balón, y eso lo empieza a reconocer una afición que quiere disfrutar con él como hizo la gente del Coliseum.

Hoy, antes del partido, se ha «peleado» con Voro para conseguir entradas ya que allí estará toda su familia y múltiples amigos, pero él sólo tiene un objetivo: «ganar, ser terceros y que el Getafe se salve».