Hasta el mejor especialista en mercados de ocasión sufriría para fichar en el contexto actual. A estas alturas las rebajas son ridículas, hay pocos saldos reducidos y los sobrantes de calidad se cuentan con los dedos de una mano. Cumplir con el protocolo del bueno, bonito, barato ya es complicado en verano y la situación se recrudece durante el invierno. El asunto se torna inasequible cuando no tienes un euro en el bolsillo. Operaciones como la que realizó el Valencia en 2008 cuando pagó más de 18 millones de euros por Banega —más otros dos por Maduro— son ciencia ficción. Si el club quiere traer algo que merezca de verdad la pena tendrá que tirar de creatividad e imaginación. La clarividencia que demostró la secretaría técnica con Jonas Gonçalves hace un par de temporadas marca la pauta a seguir. El brasileño se ha confirmado como un jugador rentable al cien por cien. Tributa con goles y asistencias, además tiene mercado. Más allá de algunos altibajos, la relación entre calidad y precio (1.2 millones de euros) es difícil de mejorar.

El mercado de invierno no es una estación especialmente prolífica en incorporaciones para el Valencia. En la última década se han dado pocos caprichos… con la excepción de Éver. Desde 2003 sólo han llegado siete futbolistas. Casi todos han resultado útiles con la anomalía del joven Thiago Carleto y Chori Domínguez. Jugadores como Anthony Réveillère o el portero César Sánchez aportaron lo suyo. Jonas es el summum. El reto es intentar encontrar un equivalente. Los hechos demuestran que no es sencillo. Entre las incorporaciones que se realizaron el curso pasado por estas fechas en la Liga sólo funcionaron de verdad Diego Costa (Rayo), Apoño (Zaragoza), Coutinho (Espanyol) o Paulao (Betis). Todas se produjeron con fórmula de cesión.

‘Ocasión’ irrepetible en Brasil

Las gangas estilo Jonas se cuentan con los dedos de una mano. Máximo realizador del año en Brasil con 42 dianas, artillero del Brasileirao, goleador del Campeonato Gaúcho, delantero estrella de Grêmio… Imaginar el cuánto y el cómo incorporar un futbolista con esa hoja curricular escamaría hasta a la familia real de Catar. —¿Precio?— El Valencia lo hizo por algo más de un millón de euros. Braulio encontró en Jonas una estrella de ocasión en un mercado que ya no ofrece ese tipo de oportunidades. Ahora, para enganchar un internacional brasileño hay que pagar una millonada. Por aquel precio ya no queda nada.

El PSG ha tenido que desembolsar 45 millones para llevarse a Lucas. El Shakhtar se ha gastado una millonada y el Chelsea tuvo que pagar 32 por Óscar. Futbolistas de moda como Leandro Damiâo, Paulinho, Dedé, Bernard, Wellington Nem o Neymar no salen porque sólo están al alcance de las chequeras más lustrosas. Salvo pirueta contractual nada que rascar.

Más patrocinadores, mejores contratos, nuevos estadios… sacar a los mejores es mucho más difícil. Brasil ya es competencia directa de las grandes campeonatos europeos por poder económico Gasta e ingresa todavía más. Su emergencia económica se está reflejando en la bonanza de su fútbol. Así es como ha repatriado glorias como Ronaldinho, Deco o Fred y se habla de Pato o Robinho. Fichar un Jonas ahora saldría por seis veces más.