Cada semana los rivales hacen más difícil el juego eléctrico y vertical con que el Valencia CF deslumbró con ocho victorias consecutivas en los meses de septiembre, octubre y noviembre. En diciembre los espacios parecen haberse estrechado para el conjunto de Marcelino, que perdió a Gonçalo Guedes por una fisura en el pie en los duelos contra Getafe y Celta y que, desde su regreso, sufre con el resto de compañeros la fórmula anti fútbol directo de los adversarios. Y él más que nadie. El portugués no está teniendo una vuelta cómoda a la competición después de la recuperación milagrosa que experimentó tras la intervención a la que fue sometido el día siguiente al empate en Mestalla ante el Barça (1-1).

Le pasó en los minutos finales de Ipurua y, sobre todo, este sábado. Los rivales le esperaban con el cuchillo entre los dientes. El Villarreal cosió a faltas a un Guedes que, poco a poco, fue apagándose en el devenir del derbi. Un síntoma de que todavía le queda un tiempo para volver a ofrecer la versión estratosférica que mostró al valencianismo en las citas con el Málaga, la Real Sociedad, el Betis y el Sevilla.

El Villarreal de Javi Calleja, carente de brillantez,Villarreal de Javi Calleja, carente de brillantez entró al campo con la lección aprendida para limitar los espacios de los de Marcelino. La presión del Submarino nunca fue alocada ni tampoco atrevida. Esperó al Valencia, cerrándole líneas de pase y obligándole a desembocar el juego, casi siempre previsible, hacia las bandas. Allí Lato y Andreas Pereira se convirtieron en las mejoras armas blanquinegras.

Las pocas veces que los locales sorprendieron a la defensa amarilla relució otro de los problemas del Valencia último mes, un descenso en la eficacia rematadora. En un mano a mano, tras un perfecto balón filtrado de Andreas, Zaza se lió queriendo regatear en vez de disparar y, al poco de empezar la segunda mitad, en otro cara a cara no pudo superar a un felino Asenjo. En 90 minutos los valencianistas sólo encontraron tres veces portería de 22 disparos: 12 desviados, como el de Neto subiendo al último córner del duelo, siete bloqueados y uno al poste, el cabezazo de Gabriel Paulista en otro saque de esquina.

El corazón no fue suficiente

Hasta 14 córners sacó un Valencia que, pese a jugar casi media hora con un jugador menos, lo intentó todo en busca del empate. El equipo va sobrado de corazón, aunque más justo de un plan B con el que solucionar esa espesura en el centro del campo con la que los rivales le impiden atacar a la carrera. Al fútbol blanquinegro le falta fluidez con el balón en los pies. Muy pocas veces los de Marcelino pudieron abrir un socavón en la zaga grogueta. «Nosotros cuando pudimos matar el partido no lo hicimos, pero supimos sufrir, defendimos bien, no perdimos la concentración», analizó a la conclusión del derbi Javi Calleja, entrenador del Villarreal CF.

Los amarillos supieron borrar del campo, eso sí, con la permisividad del colegiado Trujillo Suárez, a la pieza más desequilibrante de los de Mestalla. Guedes. El Villarreal hizo diez faltas más que las 11 del Valencia. Gonçalo Guedes fue el principal blanco. Recibió seis duras faltas y sólo la última, de Rukavina, fue castigada con amarilla.