La trifulca con Garay estaba y está fuera de guion. El show ha acabado. El Valencia CF tiene la mirada fija en las once jornadas de LaLiga y entiende que así debe ser hasta final. Este tramo es determinante para el proyecto -a todos los niveles- y no por veces repetido es menos verdad. Por eso, después de esta crisis, pasar página es imprescindible. La reunión en Paterna entre César y Garay forma parte del proceso de normalización. Tiempo habrá para discutir, pero ahora no es el momento.El primer día de entrenamiento todos juntos

en la ciudad deportiva (fase cuatro del protocolo de LaLiga) brinda la metáfora perfecta. El equipo vuelve a ser un equipo. Los jugadores primero se sintieron atletas, recuperaron sensaciones en los primeros días por grupos y ahora vuelven a ser un bloque. Tiene que serlo y va a serlo. Todas las partes son responsables, conscientes de lo que hay en juego a nivel deportivo y económico.

Siempre pasa algo

El Valencia CF se maneja en un ecosistema volatil y espiritoso, para lo bueno y lo malo, pero el objetivo es canalizarlo para competir y obtener rendimiento en un marco complejo y distinto, sin público en la grada. La mejor adaptación será clave y las distracciones que no suman tienen que quedarse fuera. Fichajes, salidas, renovaciones... Todo eso queda en stand by. Vestuario, dirección deportiva, entrenador y planta noble están convencidos y decididos a focalizar los esfuerzos en el terreno de juego.

Toca recuperar la calma. Los jugadores se están preparando para dar su mejor versión en la temporada y no van a permitir que nada lo impida. El equipo ha estado muy unido durante las últimas semanas y también durante el confinamiento, vía telemática. En un momento complejo por el Covid-19, se ha hecho piña y el vestuario está fuerte junto al cuerpo técnico.

El ambiente no puede estropearse cuando el desafío -tremendo- es reponerse y alcanzar zona Champions. La clasificación atraviesa el plan 20/21. Tomar las cuatro primeras plazas es trascendental, pero no estar en Europa League puede ser durísimo. El equipo es consciente de ello y la realidad se siente en cada rincón del club. No es momento de dividir. Se han cometido errores, autodestructivos, pero el caso Garay queda aparcado. Un mal capítulo puede no significar el final de la historia. Toca pasar página. Lo importante son los próximos 11 partidos.