Ya está activada la cuenta atrás de un mes de diciembre en que el Valencia CF por el que luchar en este curso 20/21. Sin embargo, antes de la serie de enfrentamientos con tres grandes e históricos como Athletic, Barcelona y Sevilla, el conjunto de Javi Gracia se cruza con un adversario con bastante menos glamur, la SD Eibar, pero que ha sido siempre un serio obstáculo desde su aparición en Primera División en 2014.

El 20 de diciembre de 2014 los blanquinegros obtuvieron los tres puntos en Eibar gracias a un solitario gol, a la media hora de juego, de Paco Alcácer, actual delantero del Villarreal. Un triunfo con el que el equipo dirigido por Nuno Espírito Santo mantenía la cuarta plaza de la Liga por delante, precisamente, del club amarillo merced a los 31 puntos sumados en total tras la jornada 16. Desde aquella temporada 14/15 el Valencia no ha podido volver a ganar en Ipurua.

Posteriormente, el Valencia ha jugado cinco partidos más en el campo armero dejando un balance hasta hoy en día de tres derrotas, dos empates y esa única victoria de finales de 2014. Solo cinco puntos de 18 posibles en el terreno de juego con las dimensiones más pequeñas de los 20 de Primera (103 x 65). La medida estándar para las competiciones UEFA es de 105 metros de largo y 68 de ancho, por ejemplo, la que tiene Mestalla y buena parte de los demás campos de la Liga.

Sin duda, lo reducido de Ipurua es uno de los condicionantes con los que ha trabajado esta semana el Valencia de Gracia en la preparación del duelo. Los metros con los que lanzarse en contragolpe, la amplitud en la que tejer el juego en estático, pero, sobre todo, las acciones a balón parado son cuestiones a tener en cuenta frente a un rival que conoce mejor que nadie su 'campo de batalla'. "Las dimensiones son algo más reducidas, también el estilo de juego del rival que hace que se juegue en pocos metros. El partido será de mucha disputa y tendremos que estar pendientes de las segundas jugadas y de trabajar con mucha constancia para, por calidad, porder ganar", dice el técnico valencianista.

A pesar de ello, sorprendentemente, el Eibar no está haciendo valer en la presente temporada la que ha sido una de sus mejores armas en el pasado. Ipurua ya no es su fortín. La estadística como local del equipo de José Luis Mendilibar debe servir de estímulo al Valencia para romper con su maleficio en un recinto deportivo donde la pasada campaña los valencianistas tampoco pudieron imponerse sin la presencia de espectadores en las gradas como consecuencia de la pandemia de la Covid-19.

El gol en propia puerta de Kondogbia

A finales de junio, el equipo todavía entrenado por Albert Celades Los eibarreses se adelantaron al cuarto de hora con un gol en propia de meta de Kondogbia que remató involuntariamente con la pierna, después de no ver como el balón caía cerca del punto de penalti al sobrepasar una nube de jugadores tras un córner. A partir de ese momento, los blanquinegros apenas reaccionaron. Un año antes, en la temporada del Centenario, Eibar y Valencia empataron a un gol en una noche no exenta de polémica. Rodrigo hizo el 0-1 aprovechando un servicio de Wass, aunque, más tarde, el VAR concedió una pena máxima, por mano de Gayà, que anotó Charles. Fue penalti, si bien un agarrón en área a Santi Mina no se revisó igual.

Esta es la séptima temporada del Eibar en la élite. La historia reciente dice que Ipurua es tierra hostil, aunque los de Gracia tienen ahora la ocasión de saldar cuentas dejando a los vascos por detrás en la tabla. El factor mental puede jugar a favor de un Valencia necesitado de mejorar su pobre registro a domicilio y, a la vez, alejarse de la zona de peligro; y en contra de un Eibar al que se le está atragantando su propia casa. Allí no ha vencido en ninguno de los seis partidos que ha jugado, sacando casi todo su botín en esta Liga -13 puntos, uno más que el VCF- lejos de su 'ratonera'.

Máxima atención al balón parado y los centros al área

Jugadas de estrategia, penaltis o balones colgados al área... Todo este tipo de jugadas ha castigado al equipo en los últimos años en Ipurua. En diciembre de 2017 un cabezazo de Jordán decantó la balanza en el 87' para el Eibar (2-1). En 2016, como en 2018 le pasó a Gayà, unas manos de Abdennour en un centro lateral de los locales depararon el penalti que convirtió Pedro León para el definitivo 1-0. Eibar reclama que todos los sentidos estén sobre el campo durante los 90 minutos.