Paulista, eficacia y carisma en defensa

Su figura fue terriblemente añorada por el equipo durante cuatro meses

Paulista, amonestado en el Mallorca-Valencia

Paulista, amonestado en el Mallorca-Valencia / CATI CLADERA

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Gabriel Paulista es el rostro de la ilusión del Valencia de cara a eliminar al Athletic Club en semifinales y clasificarse para la final de la Copa del Rey. Pocos regresos más necesarios que el del central hispano-brasileño, que nutre a un equipo tan irregular como el valencianista de tantos conceptos necesarios para noches como la del miércoles en Mestalla: veteranía, seguridad defensiva, carisma sobre sus compañeros, carácter ganador, conexión con la grada. Su figura fue terriblemente añorada por el equipo durante cuatro meses y emergió justo a tiempo el pasado sábado en Son Moix y con el premio motivacional añadido de un gol, un golazo que activa a Paulista para tirar del equipo frente al conjunto de su admirado Marcelino García Toral.

Además de importante por su fútbol, la presencia de Paulista tiene una incidencia estadística muy positiva sobre el Valencia. Cinco de las siete ocasiones en las que los blanquinegros han acabado con la portería a cero, han sido con Paulista en el centro de la zaga. No es un detalle menor, teniendo en cuenta que el Valencia ha encajado hasta el momento 42 goles en contra.

Por otro lado, con la reincorporación de Gabriel, recupera su triángulo de seguridad más solvente. A la pareja de centrales formada por Paulista, junto a Alderete, muy fiable, se le suma la presencia como primer mediocentro de Hugo Guillamón. La contundencia física de los dos zagueros se complementa con la calma y la frialdad del canterano valencianista, que además de su faceta para ayudar en defensa, incrustándose si cabe como un tercer central, garantiza una salida limpia de la pelota. 

Los registros indican que los números defensivos mejoran notablemente si Bordalás cuenta con estos tres futbolistas. El Valencia ha encajado 11 goles en los 9 partidos en los que Paulista, Alderete y Guillamón han coincidido. El promedio sale a poco más de un gol por partido. En uno de ellos, el 1-0 frente al Getafe en la jornada inaugural, hay que recordar que el Valencia jugó con diez desde el primer minuto de juego por la expulsión con roja directa de Guillamón.

En estos mencionados 9 encuentros, el Valencia sumó 14 puntos (4 victorias, 2 empates, 3 derrotas), casi la mitad de los puntos acumulados en todo el campeonato. Incluso en algunas de esas derrotas, como ante el Real Madrid en Mestalla (1-2), el desempeño de Paulista-Alderete-Guillamón fue más que correcto. El cambio es radical cuando el entrenador alicantino no ha contado con dicho triángulo de seguridad, lo cual ha sido muy a menudo en una temporada como esta, llena de contratiempos en forma de lesiones en la zona defensiva. Sin los tres en la alineación titular, el Valencia ha encajado 31 goles en 17 partidos. Eso es, casi dos por encuentro.

En el retorno del triángulo de Bordalás hay que apuntar un factor que también es decisivo, como la ausencia de Daniel Wass, que como mediocentro acompañando a Guillamón ofrecía un complemento de equilibrio más específico y con más oficio que el que pueden deparar otros perfiles, como Carlos Soler e Ilaix Moriba, volantes reconvertidos.

Con todo, la victoria en Mallorca alivia justo a tiempo a un equipo que arrastraba una inercia preocupante, no solo en resultados sino también en otros aspectos que acaban viéndose a la fuerza afectados, como la convivencia interna en el club, y de los que ya se habían señales en las palabras de Bordalás en sala de prensa. Son Moix y Paulista han cambiado el gesto. El optimismo del valencianismo está en la sonrisa del central hispano-brasileño.