¡Illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla! (1-0)

El golazo de Guedes sentenció el buen partido de los de Bordalás frente al cuadro de Marcelino

Andrés García

Andrés García

¡Illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla! ¡A La Cartuja! ¡Volvemos a La Cartuja! El Valencia esta noventa minutos de un título. El equipo de Don José Bordalás jugará una final de la Copa del Rey tres años después. Allí donde empezó todo en 1999 con el Piojo y Mendieta. El equipo de José Bordalás eliminó al Athletic con un golazo de Gonçalo Guedes desde fuera del área y una exhibición de Mestalla. Esta es la afición de un Valencia campeón. Alto y claro. Que lo escuchen en Bilbao. Ni Marcelino García Toral, ni el árbitro Gil Manzano ni las lesiones de José Luis Gayà y Gabriel Paulista pudieron con el Valencia. Al final los lloros del Athletic acabaron en lágrimas. Lágrimas del Valencia. Lágrimas de alegría.

Era imposible no salir enchufado con el ambiente que había Mestalla. La grada empujó desde el minuto uno. El estadio temblaba. El Valencia aprovechó la inercia de la grada y salió mejor que el Athletic valiente, haciéndose fuerte atrás con defensa de tres centrales y buscando la inspiración de Bryan Gil en ataque. Ni rastro de antifútbol. El de Barbate tuvo el primer gol en sus botas, pero su disparo rozó el palo y acabó en saque de esquina. El arranque fue prometedor. El problema es que el equipo no supo madurar el partido con el balón. Perdió el control, cometió demasiadas imprecisiones y, lo más peligroso, concedió demasiados espacios al Athletic. Para colmo se lesionaba el capitán José Luis Gayà entre lágrimas. Iñaki Williams cogía velocidad a la espalda de la defensa y eso era sinónimo de peligro.

El partido empezaba a torcerse peligrosamente y fue en ese momento cuando apareció la figura colosal de Mamardashvili lanzándose a los pies de Iñaki, salvando al equipo de un claro mano a mano y cambiando la dinámica de la primera parte. Acto seguido llegó el golazo de Guedes. El portugués recogió un balón en la frontal del área y, cuando todo el mundo le pedía a gritos una apertura a Foulquier, lanzó un obús a la red de la portería de Agirrezabala. Bordalás lo reservó en Mallorca para que fuera diferencial y el portugués no defraudó. Mestalla se vino arriba y el equipo también. Tanto que Carlos Soler tuvo la oportunidad de subir el segundo antes del descanso.

La eliminatoria estaba de cara. Había que saber la segunda parte. Minimizando al Athletic, pero sin renunciar al ataque. Y eso es lo que hizo el Valencia multiplicando las ayudas y llegando con peligro con los chispazos de Guedes y Bryan Gil. Los rojiblancos no estaban cómodos y no llegaban a la portería del georgiano. Pasaban pocas cosas en el partido. Era la mejor noticia. El Valencia tenía el partido donde quería. Paulista, Alderete y Diakhaby marcaban la raya. Marcelino empezó a verlo tan negro que se vio obligado a hacer un triple cambio en busca de la reacción que no llegaba. Nada cambió. Solo un disparo desviado de Munian buscando la escuadra izquierda de Giorgi. Ni con la ayuda de Gil Manzano fue posible. El colegiado extremeño puso de su parte con un par de faltas caprichosas al borde del área que, por suerte, Mamardashvili blocó con una facilidad pasmosa. Mestalla se cabreaba y con razón. La lesión de Paulista fue un shock, las fuerzas empezaban a aflojar, pero Mestalla jugaba y no dejó que el equipo se cayera. Hasta el punto que el partido murió en área del Athletic. Hugo Duro la tuvo. No hizo falta. El Valencia estaba en la final. ¡A por la novena! 

Ficha técnica del Valencia - Athletic