¡Qué pena!

El Valencia dio la cara y lo intentó con todas sus fuerzas, pero los once metros privaron a los de Mestalla de alzar su novena Copa del Rey y meterse en competición europea

Gayà se lamenta tras la derrota en los penaltis

Gayà se lamenta tras la derrota en los penaltis / JM López

Pau Pardo

Pau Pardo

Se soñó. Se luchó. Pero no se consiguió. El Valencia CF cayó con mucho orgullo en la tanda de penaltis contra el Betis. Como en la final de Milán, la lotería de los penaltis no le tocó a los valencianistas, que sintieron ese lanzamiento de Yunus Musah por encima del travesaño como una daga clavándose en lo más hondo del corazón. Del subidón de haber doblegado a la afición bética en las gradas a pesar de ser muchos menos seguidores se pasó a una tristeza inmensa que bañó de lágrimas las gradas de La Cartuja.

El equipo lo tuvo. Su actuación fue más que digna, trabajó de forma incansable para achicar espacios en defensa y tuvo la entereza suficiente para montar transiciones rápidas después de superar la primera línea de presión, pero no acabó de ser capaz de encontrar la precisión suficiente para materializar sus contragolpes. Después del aturdimiento inicial, gol de Borja Iglesias incluido, el equipo se repuso y pasó a mostrar su plan de partido. El encuentro fue muy largo, 120 minutos de pura intensidad que dejaron al mínimo las fuerzas de los jugadores del Valencia. Las piernas empezaron a pesar demasiado y la prórroga fue un ejercicio de resistencia y de trabajo, pero no le dio para galopar. Los once metros iban a dejar seguro un justo ganador y un injusto perdedor

El sentimiento de rabia, de sentir que la novena se había acariciado con la yema de los dedos, lo simbolizó como nadie José Luis Gayà, representante en el campo de las miles de almas devastadas por tan cruel y retorcido desenlace. 

Nuevo horizonte

Con la derrota en la final se esfuma la principal vía que tenía el equipo para luchar por meterse en Europa. Es por la que el equipo apostó con más fuerza con los recursos a su disposición, pero un instante le privó de lograrlo. Ahora en LaLiga, con solamente quince puntos en disputa y una brecha de diez con respecto al séptimo, el Valencia tratará de cerrar el curso de la mejor manera, pero se abre un nuevo paradigma.

La temporada que viene se ha de empezar a pensar desde hoy, sabiendo cuál va a ser la realidad deportiva del club, las competiciones que le va a tocar jugar y cómo va a repercutir esto a nivel económico con las decisiones que hay que tomar desde ya con respecto a la situación de diferentes jugadores como Hugo Duro o los capitanes.