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Leonardo, asesor y portavoz

Peter Lim pretende que el exlateral brasileño ocupe la dirección deportiva y al mismo tiempo ejerza la representatividad del club a partir de este verano

Leonardo, asesor y portavozPSG

Peter Lim pretende resolver dos problemas con una sola apuesta, en la negociación abierta con Leonardo de Araujo. El dirigente brasileño abarca fútbol e imagen, dos de los pilares dinamitados en los últimos años y que tanto han menguado el prestigio del club de Mestalla, desprovisto no solo de un plan, sino también de una figura que explicase el proyecto. En Leonardo se aúnan los dos factores. Es un director deportivo con recorrido en la élite y transmite una imagen moderna, como exfutbolista de talla mundial, elegante en las formas, políglota (habla portugués, castellano, italiano, francés y japonés) y despierta una identificación amable con el aficionado, por su vinculación con el Valencia alegre de los años 90. El exlateral blanquinegro estudia la proposición del magnate singapurés.

Leonardo tiene la confianza ganada en una persona como Lim, habitualmente desconfiada en delegar funciones. El don de gentes de Leonardo, que mantiene una amistad de años con el máximo accionista del Valencia, resulta clave a la hora de poder convivir con máximos accionistas de marcado carácter presidencialista. Le sucedió en el Milan, con un propietario caprichoso e impulsivo como Silvio Berlusconi, y una mano derecha de gran influencia en los fichajes, como Adriano Galliani. Del mismo modo, Leonardo ha tenido tacto para cohabitar con Nasser Al-Khelaïfi, cara visible del grupo inversor Qatar Sports Investments y con un perfil que no es precisamente bajo. Leonardo es un dirigente que garantiza lealtad, un encaje óptimo, a diferencia de la reacción más imprevisible de la figura de un entrenador.

El equilibrio entre Lim y Leonardo quedaría encuadrado en un cargo ligeramente distinto al de un director deportivo al uso. Leonardo sería más bien un asesor directo de Lim en materia de fichajes, sin interferir en la última palabra del empresario singapurés, pero con una fuerte influencia en sus decisiones.

La crisis de credibilidad en el Valencia multiplicó su velocidad al no contar con un representante que trasladase una imagen de nervio institucional. En los últimos tiempos esa responsabilidad recayó, en un ejercicio más que digno, en Ricardo Arias, cuyo cometido principal no es ejecutivo sino que se limita al de un embajador. De ese déficit era consciente Anil Murthy cuyas limitaciones y torpezas a nivel de gestión y de representatividad quedaron completamente desde la salida de Mateu Alemany del club a finales de 2019. En los audios desvelados por Superdeporte y Levante-EMV, el propio Murthy reconocía que su vida en la ciudad «era mejor cuando estaba Mateu Alemany» y que había pensado en la figura carismática del Piojo López para ejercer de pararrayos.

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En el caso de confirmarse su regreso a Mestalla tres décadas después, Leonardo también deberá sortear la relación espinosa, con claroscuros, que ha mantenido con Gennaro Gattuso, nuevo técnico del Valencia y con el que coincidió en dos etapas en el Milan, cuando eran jugador y entrenador, y entrenador y director deportivo. La marcha de Leonardo al Inter como entrenador enturbió la relación, con desencuentros visibles en derbis de la ciudad. Las divergencias regresaron en la segunda etapa, en el plano técnico, ante el control que Leonardo tomaba de cada decisión, entrando en fricción con el carácter pasional de Gattuso. Curiosamente, ambos acabarían marchándose del Milan dimitiendo al mismo tiempo.

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