Javi Guerra ‘llega’ a Mestalla por la puerta grande
El canterano se presenta al estadio en el que siempre soñó jugar con un golazo que reúne todas sus cualidades técnicas, físicas y de mentalidad
La noche del 27 de abril de 2023 quedará para siempre en la memoria de Javi Guerra y su familia. También de Mestalla si se acaba consumando la salvación porque el gol del canterano fue un estallido de júbilo y liberación en una temporada cargada por la tensión. El canterano se presentó al estadio en el que siempre soñó con jugar con un gol que le define a la perfección: calma para tomar la mejor decisión bajo presión, zancada para presentarse en el balcón del área y calidad para sortear a un rival y ponerla en la escuadra. Lo que vino después fue una marabunta de emociones, aficionados abandonando el estadio eufóricos y otros llorando. Mientras tanto en el césped el protagonista seguía siendo el joven futbolista nacido y criado en Gilet, abrazado por todos sus compañeros y despedido por la Tribuna con vítores y aplausos.
El estreno en Mestalla y su golazo son ahora lo más comentado en toda Valencia, pero para entender ese momento hay que remontarse casi 20 años en el tiempo y transitar el camino que ha seguido hasta convertirse en una de las principales promesas de la cantera valencianista. Empezó jugando en su pueblo natal, con sus amigos, pero de manera temprana ingresó en las categorías inferiores del Villarreal, en la que dio sus primeros pasos. Después de diez años formándose en una de las academias de referencia llegó la propuesta del Valencia para recalar en el Juvenil de Emerson Esteve.
Su primer año fue de adaptación y después se encontró con el entrenador clave en su crecimiento: Miguel Ángel Angulo. De la mano del asturiano mejoró en muchísimas facetas, especialmente en las que le podían acercar al fútbol profesional. La calidad técnica y la visión de juego venían casi de serie, pero desde juvenil de segundo año empezó a crecer en aspectos como el robo, la colocación, el juego aéreo o la agresividad. Hablamos de un centrocampista llegador, con capacidad para aparecer en ambas áreas y también con el temple para ofrecer soluciones a diferentes alturas. En su repertorio también tiene la opción de jugar de ‘6’.
El fútbol en la sangre
A Guerra lo han educado desde la humildad que hoy demuestra. Su familia le ha dado el mejor contexto para mantener los pies en el suelo en estos últimos años de bullicio. Eso mismo le decía su padre en un mensaje posterior al gol en el que le agradecía el momento vivido. Precisamente su figura paterna (también Javier Guerra) sabe lo que es el fútbol, de hecho jugó en el Valencia Mestalla a finales de la década de los 90.
Buen estudiante
A nivel personal es un chico calmado y tranquilo. Le gusta ver y jugar tanto al tenis como al pádel y está muy centrado a nivel académico. Estudia marketing y la misma mañana del partido que le ha puesto en primera página estuvo haciendo un trabajo para la universidad. Al contrario que muchos otros futbolistas que lo aparcan cuando prueban las mieles del primer equipo, Guerra sabe de la importancia de seguir formándose en todos los aspectos.
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