Llegó el día de acabar con el sufrimiento

Después de una semana cargada de ruido y una derrota en Mallorca, el Valencia puede poner fin a su peor temporada de las últimas cuatro décadas si gana al RCD Espanyol

Mestalla celebrando con rabia un triunfo esta temporada

Mestalla celebrando con rabia un triunfo esta temporada / JM LOPEZ

Pau Pardo

Pau Pardo

Es el momento de ponerle punto y final a la temporada más dura de las últimas cuatro décadas en Mestalla. El Valencia CF recibe la visita del RCD Espanyol con una gran oportunidad por delante: ganar para certificar la permanencia de manera matemática y poder disputar la última jornada con la tranquilidad de que ningún combinación de resultados le puede llevar a Segunda División. El objetivo, explicado con insistencia y un tono vehemente por parte del propio Rubén Baraja es el de conseguir la victoria para dejar de especular ya con lo que sucede en otros campos de España.

Después de la derrota sufrida contra el RCD Mallorca ofreciendo su peor cara, el equipo está mentalizado de coger el toro por los cuernos y utilizar la energía de Mestalla para acabar ya con la agonía que están sufriendo la afición, la plantilla y el cuerpo técnico en los últimos meses. A nivel físico están todos disponibles a excepción de Marcos André, una baja ya habitual. Gayà y Paulista sí llegan. 

El encuentro llega una semana después del episodio racista que sufrió Vinícius por parte de unos aficionados y el consiguiente ruido que se ha generado con la falsa acusación del jugador y de Carlo Ancelotti hacia todo el pueblo de Mestalla, que ha tenido que lidiar durante días contra una campaña de desprestigio contra la totalidad de su afición a pesar de la rápida actuación del club para identificar y castigar a los responsables. 

Todo esto le ha podido afectar al equipo que en Son Moix no estuvo nada bien, pero siete días después debe saber que se ha de centrar en el césped al cien por cien para lograr por fin la permanencia, incluso con el hándicap de no contar con la grada de animación. Aunque de manera más anárquica, el resto de Mestalla se prepara para dar el ‘do de pecho’ y llevar en volandas a los suyos convirtiendo el estadio en una caldera que someta al rival a mucha presión y suponga una ventaja competitiva. 

El rival que tendrá enfrente, por otra parte, entraña un peligro total. Es un equipo al que solamente le vale la victoria para seguir aspirando a salvarse -podría descender matemáticamente si no lo hace y se da algún resultado más en los partidos de Getafe, Cádiz y Valladolid- y además viene de una jornada intersemanal en la que se apoderó del Atlético de Madrid y casi le remonta un 0-3 al descanso, aunque solamente pudo empatar y, por si fuera poco, llegan enrabietados por el gol que le dieron en contra en la que no hay una imagen concluyente que demuestre que entró todo el balón, hasta el punto de que han impugnado el choque.