La involución del campeón de Copa

El conjunto de Marcelino García Toral conquistó la final de la Copa contra el Barça en 2019. Es el último título de un equipo que este año ha estado luchando por la salvación

La celebración de aquella mítica final de Copa en el Villamarín

La celebración de aquella mítica final de Copa en el Villamarín / JM López

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El Valencia ha cambiado mucho en los últimos años. Demasiado. El conjunto de Mestalla ganó la Copa en 2019 y desde entonces ha ido bajando peldaño a peldaño hasta ver cómo en esta 2022/23 su pelea era con el descenso y no con ninguna batalla europea.

Es duro pero es la realidad de un equipo que, salvo sorpresa mayúscula, el próximo año tampoco peleará por esa zona alta ni mucho menos. Con los matices que cada uno quiera poner, en lo deportivo la diferencia es más que evidente. De conquistar el Villamarín en 2019 con Marcelino y Mateu a ver cómo cuatro años después, la Meriton Youth Policy llega a la última jornada, y al mismo escenario, sin tener todavía la salvación matemática. En definitiva, cuatro años repletos de problemas con un solo momento cerca de otro éxito, la Copa del curso pasado. Más allá de ese oasis en el desierto, el Valencia CF vive muy por debajo de lo que merece como club. Y el viaje a Sevilla es el mejor ejemplo de la involución.

El primer cambio de aquel Valencia al actual llegó en el banquillo. El verano pasó y el 11 de septiembre se marchó el técnico asturiano para hacer explotar una bomba cuya mecha se había encendido tiempo atrás. Desde aquel entonces a la actualidad, Peter Lim ha cambiado siete veces de entrenador (contando las dos de Voro).

Celades fue el primero en sentarse en el banquillo tras la marcha de Marcelino García Toral, pasó a octavos de final de la Champions League pero su final de curso tras el Covid fue un drama y acabó fuera de la entidad. Por su parte, Voro fue el encargado de coger el equipo en un final que tampoco tuvo demasiada historia. Después llegó la etapa Javi Gracia, las ventas sin miramiento de Meriton en ese verano, el deseo de un ‘6’ que nunca llegó y la marcha tiempo después demostrando lo que opinaba de Peter Lim y compañía. 

Con Voro de por medio, Bordalás fue el siguiente en aparecer y estuvo cerca de vivir un momento especial en Sevilla. No en el Villamarín, pero sí en la Cartuja. El resultado sin embargo acabó con la moneda sacando cruz y con su salida poco tiempo después.

En su lugar llegó Gattuso, el ‘león’ que se convirtió en ‘gatino’ y que acabó dejando tirado al equipo en el peor momento. Baraja sin embargo ha logrado lo que parecía difícil y es la salvación (virtual que falta confirmarse de manera matemática). Lo hará con solo cuatro jugadores de aquella plantilla que jugó en el Villamarín: Gayà, Jaume Doménech, Gabriel Paulista y Mouctar Diakhaby