Lato celebró el segundo gol más que Rodrigo. La asistencia toma forma de reivindicación. No hay mejor manera de coger confianza que sumando de manera determinante. El pase de gol en el segundo tanto de Rodrigo se añade a los dos que dejó en la eliminatoria de Copa ante el Ebro. Fue un fogonazo brillante dentro de un partido bien jugado durante media hora. Más allá de la suma en minutos de competición, la Europa League está siendo terreno esplendido para el lateral izquierdo, que ya jugó una eliminatoria impecable ante el Celtic y ayer arrancó ante el Krasnodar sacando buena nota. Pemitió muy poco a Wanderson y controló al efeverscente Shapi Suleymanov en la recta final. Dos adversarios con velocidad y uno contra uno. El partido se cerró con una falta del valencianista sobre el atacante. Cero concesiones. Todo eso tiene un valor. Lato queda en el origen de un gol que puede tener un peso concluyente en la eliminatoria.

Ejercicio de control fallido

El Valencia CF hizo sentir la diferencia entre los dos equipos en la primera media hora. Después, dejó crecer al Krasnodar equivocadamente. Cuando presionó con intención sacó del partido a Gazinskiy y Olsson, controló a Wanderson y marcó las carencias de Kaboré, Petrov, Ramírez o de la pareja de centrales. El Krasnodar se deconfiguró. En el primer tramó del encuentro el bloque de Marcelino no permitió hacer pie a los rusos y les arrolló por ritmo en el toque y velocidad. Recuperación de Coquelin, pase al espacio de Gameiro y diagonal de Rodrigo hasta la frontal. Golazo. La acción del segundo -con ese pase de Lato- viene de una combinación rápida. Kevin Gameiro pudo hacer el tercero tras un pase de Coquelin. Entonces, el Valencia intentó hacer un partido de control, defenderse y contragolpear. Bajó en exceso de revoluciones y el Krasnodar se encontró cómodo. Sus mejores jugadores se encontraron y justificaron su fama. Musayev metió a Ari, Gazinskiy encontró el pase y Claesson exhibió su llegada.