El claxon de los coches sonaba a la llegada del autobús del Valencia CF al Aeropuerto de Manises. Igual de fuerte retumbaban los gritos de los aficionados que veían bajar a los futbolistas del autocar. «¡Ánimo!, ¡Vamos, que estamos ahí!, ¡A por ellos!, ¡A luchar!». Marcelino García Toral los escuchó antes de subir al avión rumbo a Valladolid, levantó la mirada, alzó la mano y dijo con todo el convencimiento del mundo: «A luchar siempre». No hay mejor escena para explicar el estado de ánimo de un equipo y una afición a pocas horas de la primera final. La final de LaLiga. Todos están convencidos de que esta tarde en el José Zorrilla se verá la mejor versión de la temporada del Valencia. La ocasión lo merece. La entidad de Mestalla está a noventa minutos del objetivo que da sentido al proyecto y a una exigente segunda vuelta en la que hubo que remar siempre a contracorriente por los pobres 23 puntos de la primera. Ha llegado la hora. Hambre, compromiso, intensidad, fútbol y mucha ilusión. Hoy es el día. Hoy se reparten los billetes a la Liga de Campeones y el Valencia los quiere. Los tiene en la mano. Como los que repartía Paco Camarasa ayer antes subirse al avión. A la Champions

El escenario no puede ser mejor. El Valencia llega a la última jornada instalado en la cuarta plazaa, derrota del Getafe en Barcelona y empate del Sevilla en el Wanda. Encima se enfrenta a un Valladolid con la salvación asegurada que sigue en plenas celebraciones desde el domingo y que se permitirá el lujo de jugar de inicio con los jugadores menos habituales. El rival es propicio. El ambiente festivo aún más. La gran amenaza del Valencia es el propio Valencia, pero nadie en el vestuario teme un exceso de confianza. Cuerpo técnico y futbolistas son conscientes de la necesidad de afrontar el partido con la máxima responsabilidad y concentración. «Como la final que es», decía Marcelino.

La gran ventaja del Valencia es que depende de sí mismo. Ganar en Valladolid significa acabar la temporada en cuarta posición. La calculadora permite otro tipo de cábalas matemáticas. El equipo será de Champions si empata y el Getafe no es capaz de ganar al Villarreal en el Coliseum. Existe hasta una posibilidad de infarto en caso de derrota. Los de Marcelino pueden perder y acabar cuartos siempre y cuando el Getafe pierda y el Sevilla no gane al Athletic. Una última opción que no se contempla en el vestuario. El equipo está confiado y la afición aún más. Así lo ha demostrado toda la semana.

El valencianismo agotó las 900 entradas que el Valladolid puso a disposición del Valencia y al final serán más de mil los aficionados que invadan Pucela igual que sucedió hace cuatro años en los Juegos del Mediterráneo de Almería.

Once de gala sin Garay

GarayMarcelino alineará un once de gala con la única baja del lesionado Garay. Jugará GarayDiakhaby. Nadie se lo quiere perder. Hasta Kondogbia se ha subido al avión para disputar la primera de las dos finales. Ojo. Ganar la de Valladolid es el primer paso para conquistar la de Sevilla.