No es un lugar de fantasía, aunque por nombre lo puede parecer. Zingonia existe. La localidad queda a unos pocos kilómetros de Bérgamo, media hora en coche en dirección suroeste. Allí se encuentra la casa de la Atalanta, el Centro Deportivo Bortolotti, una estructura de vanguardia donde primer equipo y categorías inferiores trabajan en condiciones fantásticas. La ciudad deportiva es una muestra más del empeño, el sacrificio y la pasión que el club pone en las cosas bien hechas. Zingonia es referencia en Italia y en Europa, en términos de forma de hacer enfocada al alto rendimiento comprende todo: medicina, nutrición, preparación física, técnica, táctica y valores. «Nuestro secreto está en el territorio». Antonio Percassi insiste siempre, la identidad y la identificación son pilares fundamentales. La sinergia club-ciudad-provincia está en la base del crecimiento. Los jugadores no se enganchan con palabras bonitas sino con proyectos auténticos.

La Atalanta siempre dio buenos jugadores, pero la apuesta por pulir el talento no se convirtió en eje central del club hasta la presidencia de la familia Bortolotti -padre e hijo- entre 1970 y 1990. Por eso dan nombre al centro deportivo. La figura que recogió el testigo y potenció el valor estratégico de Zingonia fue Antonio Percassi. El actual patrón de la Atalanta apostó por Mino Favini -el Mago de Meda- y se lo trajo del Como para elevar la dimensión de la cantera. El cazatalentos estuvo al frente durante 25 años (hasta 2015, murió el año pasado con 83), desarrolló la estructura y sentó las bases de una de las redes de captación y formación más importantes del Calcio. Todo por el desarollo del talento. Antes recorrían Italia de punta a punta, pero ahora reparte sus redes por todos los rincones del planeta. Así han llegado Franck Kessié del Stella Club de Costa de Marfil o Dejan Kulusevski del Brommapojkarna de Estocolmo. El centrocampista total del Parma ha sido traspasado a la Juventus por 35 millones de euros sin llegar a debutar en el primer equipo, tras seis meses de cesión, después de ser campeón Primavera en 2019.

Favini y ahora Costanzi

Percassi vive su tercera etapa en el club, la segunda como máximo dirigente (desde 2010) cuando dejó el cargo tras un campeonato desastroso y en descenso a Serie B en la campaña 1993/94. Durante los 60 fue jugador nerazzurri. La filosofía del Ajax o el establecimiento del Athletic Club siempre han sido su referencia. Favini da nombre a la Accademia. El responsable del sistema es Maurizio Costanzi. Seis millones de euros maneja por temporada, una inversión con retorno social, económico y deportivo.

Una máquina de producir

El único título de la Atalanta data de 1963, cuando ganó la Coppa de Italia ante el Torino (3-0) con hat-trick de un joven Angelo Domenghini, uno de los cracks absolutos del Inter de Milán de Helenio Herrera. Gardoni, Nodari y Pesenti formaban la defensa, todos eran de la casa. Está en el ADN del club. El germen del éxito está en el título juvenil de 1949, con Batista Rota y Livio Roncoli como supervivientes de esa generación. Después han surgido fenómenos como Gaetano Scirea -icono en la Juve de los 70 y 80 como líbero- o Roberto Donadoni, figura del Milan de Arrigo Sacchi y Fabio Capello. Después han salido Alessio Tacchinardi y Domenico Morfeo -campeones Primavera en 1993, con Prandelli de entrenador-, Giampaolo Pazzini, el gran Simone Zaza, Riccardo Montolivo, Giacomo Bonaventura, Daniele Baselli, Manolo Gabbiadini, Davide Zappacosta...

El momento actual no se entiende sin la camada de futbolistas lanzada por Gian Piero Gasperini. Ahora nadie discute al míster, pero hubo mucho debate en el arranque. Gasp apostó fuerte por Petagna, Spinazzola, Tolói o el Papu, pero salvo la crisis con la energía nueva de Andrea Conti, Mattia Caldara, Roberto Gagliardini y Kessié, todos salidos de Zingonia. Todos curtidos antes a base de cesiones en equipos de Serie B. Ese es otro apartado clave en la política de lanzamiento de la Atalanta. Ahora, tiene a Marco Carnesecchi (portero) y Andrea Colpani (mediocentro) en Trapani. Enrico Delprato (central/ pivote) juega en el Livorno. Mientras, Zortea (lateral derecho) pelea en el Cremonese. Todos formaron en el bloque campeón Primavera el año pasado. Marco Carraro (Perugia) y Davide Bettella (Pescara), fichados del Inter, están brillando en B; rodando en segunda también tiene a Capone, Melegoni o Valzania.

El ideal, joven e italiano

La Atalanta sólo cuenta con un italiano fijo en el once, Pierluigi Gollini, pero es una cuestión coyuntural. Siempre apuesta por el talento joven local. Luca Vido y Matteo Pessina firmaron desde el Milan. Pessina, que está saliéndose en Verona, ya vale cerca de 20 millones. En enero ha recuperado a Raoul Bellanova, desde el Burdeos (19 años), aunque también milanista. Gianluca Mancini, Bryan Cristante, Leonardo Spinazzola, Luca Cigarini, Pippo Inzaghi o Christian Vieri son productos de está productiva vía.

En octavos de Youth League

La Atalanta atraviesa el mejor momento de su historia. Afronta unos octavos de final de Champions y en Serie A ha consolidado la cuarta plaza que le puede permitir asentarse entre los más grandes. El equipo Sub-19 también está entre los 16 mejores de la Youth League. Massimo Brambilla comanda el equipo tras ser campeón del Scudetto Primavera, después de 21 años. Tenía ofertas para salir, pero un proyecto así no se abandona fácilmente. En octubre también se llevó la Supercoppa italiana, conquistada en el Gewiss Stadium, primer trofeo tras la reforma del estadio. Esta temporada también van lanzados y dominan la categoría por delante del Cagliari; sólo han cedido una derrota. El punta Roberto Piccoli, el cerebro Alessandro Cortinovis, el central David Heidenreich o los atléticos Amad Traoré o Ebrima Colley tocan a la puerta. Directos de la última Sub-17 azzurra están el lateral izquierdo Matteo Ruggeri más Simone Panada y Samuel Giovane, centrocampistas.