Alessandro Florenzi ha participado en un directo de instagram de su amigo y compatriota Max Biaggi, expiloto de motociclismo. El lateral derecho ha reconocido abiertamente que tiene serias dudas sobre su cesión hasta el 30 de junio en el Valencia y ha asegurado que todavía no sabe si podrá jugar con el Valencia hasta el final de LaLiga en el caso de que se reanude finalmente. "No está claro si la FIFA permitirá ampliar las cesiones o no. En teoría mi contrato con el Valencia CF termina el 30 de junio y no se sabe qué decisión tomarán, si se ampliará hasta el final de la liga".

El italiano, cedido sin opción de compra, no sabe qué será de su futuro el 1 de julio y mucho menos el escudo que defenderá la próxima temporada. El Valencia CF todavía no ha hecho ningún movimiento en este sentido para renegociar su continuidad. Novias no le faltan sobre todo en la Serie-A además del interés de su viejo amigo Monchi. La Roma está dispuesta a hacer caja por el futbolista, era su plan inicial, pero desde Italia cada vez cobra mayor fuerza la posibilidad de que permitan una nueva cesión del futbolista teniendo en cuenta el peculiar mercado a la baja que deparará la crisis del coronavirus.

Más allá del Valencia, Florenzi desveló un secreto del vestuario de la Roma. Solo había un jugador de Roma pesimista en el vestuario que no creía en la remontada al Barcelona de hace dos temporadas en la Champions y ese era Kostas Manolas: el autor del último gol. "Después de la derrota por 4-1 en el partido de ida, no nos sentimos derrotados. Era extraño. Éramos 25 en el equipo y 24 creían que podíamos pasar. Hubo uno que no creía que pudiéramos hacerlo en absoluto y ese fue Manolas, ¡luego anotó para clasificarnos! El único que no creyó y lo hizo posible".

El italiano también recordó el ambiente que se vivió en las calles y en el estadio de Roma en la eliminatoria posterior contra el Liverpool. En aquella ocasión no pudieron remontar, pero vivieron una experiencia única. "Cuando llegamos en autobús al estadio, parecía que estábamos en Bagdad. Fue genial, todavía me dan escalofríos", recordaba.