Los números del Valencia CF en lo que respecta a distribución de juego no han sido gran cosa en los últimos años. Sólo Dani Parejo era capaz de organizar juego con acierto (90% este curso) a la vez que era quien más balones robaba al contrario.

En la temporada pasada, ni Coquelin ni Kondogbia se acercaron a sus registros, pero ahora es un hecho que Javi Gracia sólo cuenta con dos mediocentros, como son Carlos Soler y Uros Racic, aunque Wass y Esquerdo también han pasado por la posición con más pena que gloria.

En Ipurua, con un Eibar que dominó el juego y tuvo un 63% de posesión, el número de pases totales fueron 456 frente a 269, un detalle que podría no tener importancia alguna… salvo porque el acierto de dichos pases fue nefasto en el caso de los valencianos, con sólo un 47%. Efectivamente, más de la mitad de los pases fueron fuera o a parar al enemigo. Los de Mendilibar, por su parte, tuvieron un 75% de acierto.

La sala de máquinas del Valencia CF la volvieron a formar Soler-Racic, indiscutibles si están sanos en un equipo de pocas alternativas. Carlos no termina de encontrar su juego como organizador y en partidos como el de Ipurua, tampoco entra mucho en juego. Y lo que es peor, su acierto en el pase fue del 46% y tuvo 18 pérdidas de balón. Por su parte, Racic ejerció de destructor de juego rival, cortando hasta 11 balones aéreos de 14 intentos. Y, siendo mala cifra, tuvo un 47% de acierto en pase que le convirtió en el mejor centrocampista de los valencianos, también por encima del 42% de Yunus y del 45% de Guedes. Estos números reflejan un síntoma evidente, pero también son los peores de la temporada, no nos engañemos. Soler y Racic rondan el 80% de acierto en pases de media a lo largo del presente curso.