Especies amenazadas

¿Por qué no debemos colgar ‘selfies’ con simios en las redes?

Esta costumbre no hace sino estimular el tráfico ilegal de estos animales para adoptarlos como mascotas

¿Por qué no debemos hacernos 'selfies' con los simios?

¿Por qué no debemos hacernos 'selfies' con los simios? / oculo/shutterstock

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Con motivo del Día del Chimpancé, el pasado 14 de julio, la famosa etóloga británica Jane Goodall decidió difundir un vídeo en el que explicaba en qué situación se encuentra esta especie. Muy a su estilo, con una gran sencillez y una calma apabullante, Goodall relataba todas las causas que siguen amenazando a los simios. Destrucción de hábitat por el expolio de empresas petroleras, gasísticas o mineras; crecimiento de la población y expansión de la ganadería; caza comercial de animales salvajes; trampas para jabalíes o antílopes... una sangrante lista a la que añadió una nueva causa, profundamente arraigada en la forma de vida del siglo XXI y que se repite de forma rutinaria, a diario. La británica se refería a los selfies.

«Suelen hacerse selfies en zoos o con chimpancés utilizados para el entretenimiento. Y no deberíamos estar en contacto con chimpancés de esa manera, también es una falta de respeto a ellos. No quieren ese selfi, nosotros lo queremos, pero ellos no; por lo tanto, no está bien», recalcaba.

Los 'selfies' con simios en redes fomentan el interés por adquirirlos como mascotas y, con ello, se da alas al tráfico ilegal

No sólo no es ético, sino que, además, contribuye a crear la idea de que los chimpancés son «criaturas adorables». Una concepción errónea que la comunidad científica y los expertos están denunciando como una de las amenazas modernas a las que se enfrentan estas especies, ya que es una actitud que fomenta el interés por adquirirlos como mascotas y, con ello, da alas (aún más) al mercado negro del tráfico de animales.

Gorila en la selva

Gorila en la selva / Onyx9

«Como mascotas, se les separa de sus madres, sus familias, sus grupos y se les viste con ropa. ¡Oh, son lindos como bebés!, pero luego empiezan a crecer. Y no quieren ser un niño humano en una casa humana», zanjaba Goodall, que insistía en el peligro que puede suponer tratar de domesticar un chimpancé.

La propia Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ya se ha pronunciado al respecto a través de su Grupo Especialista en Primates mediante un comunicado en el que incluso piden a profesionales como primatólogos, conservacionistas, cuidadores, voluntarios en zoos o santuarios , además de artistas conocidos o figuras políticas, que no publiquen fotos de ellos junto a estas especies en redes sociales. «Los efectos negativos de publicar tales imágenes pueden superar los efectos positivos, y debemos aplicar el principio de precaución, dadas las dimensiones de la crisis de extinción» que sufren estas especies, reza el comunicado.

Las redes sociales se han convertido en un amplificador del interés por adquirir animales exóticos

Además, las redes sociales no sólo se han convertido en un amplificador del interés por adquirir animales exóticos, sino que funcionan como una cómoda (y peligrosa) plataforma de compraventa, tal y como denuncia el informe ‘Bosques Vacíos’ elaborado por el investigador independiente Daniel Stiles para Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.

«Hay comerciantes, algunos de los cuales han conseguido un gran número de seguidores en las redes sociales, que publican fotos y videos de bebés de grandes simios, a menudo vestidos, y reaccionan a consultas para una posible venta dirigiendo el consumidor a una aplicación de mensajería encriptada donde las negociaciones pueden llevarse a cabo en privado», detalla el informe, que advierte de un incremento exponencial en la demanda de animales exóticos en las últimas dos décadas.

Orangután enjaulado

Orangután enjaulado / Dragan Mujan

Stiles denuncia que algunos de los ejemplares que se muestran en redes sociales se han convertido en ‘estrellas’ que acumulan millones de seguidores en Twitter, Facebook e Instagram. «Una publicación de video de un bebé chimpancé vestido con ropa de niño, por ejemplo, puede llegar rápidamente a numerosos compradores potenciales».

En cuanto a los precios, se puede llegar a pedir hasta 100.000 dólares a un comprador extranjero que esté interesado en adquirir en África un chimpancé con documentación falsa y hasta 250.000 por un bebé gorila, aunque en algunos casos se ha superado el medio millón de dólares.

Lagunas legales y corrupción

La asociación española Proyecto Gran Simio, que ha trasladado el informe al Ministerio para la Transición Ecológica y al Seprona, critica que este tráfico ilegal de grandes simios escapa tanto a los controles como a los acuerdos internacionales que se adoptaron precisamente para proteger a estas especies.

La principal debilidad del sistema es, denuncian, que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) permita el comercio y la venta de animales en peligro de extinción cuando éstos han nacido en cautividad. Para Proyecto Gran Simio es un «grave error».

«Matan a toda la familia, cogen a varias crías, hacen certificados falsificados porque hay una corrupción tremenda entre los funcionarios y los gobiernos de esos países, ponen que han nacido en cautividad y ya tienen las manos libres para comerciar y para que vayan a cualquier parte del mundo. El CITES tiene que cambiar», insiste el director ejecutivo de Proyecto Gran Simio, Pedro Pozas, que pone como ejemplo de países donde se realizan estas prácticas la República Democrática del Congo o Guinea.

«Matan a toda la familia, cogen a varias crías y hacen certificados falsificados porque hay una corrupción tremenda entre las autoridades"

Pedro Pozas

— Director Proyecto Gran Simio

«O bien se falsifica en los países donde han sido capturados, o bien en Asia cuando llegan», añade Pozas.

Al respecto, el informe ‘Bosques Vacíos’ añade que en los países africanos, «el problema primordial ha sido la corrupción de algunos elementos de la autoridades militares, policiales, judiciales, de vida silvestre y aduaneras, quienes son sobornadas para frustrar a las fuerzas del orden, o que se conviertan en participantes activos en el tráfico».

Una cría de chimpancé en el regazo de su madre

Una cría de chimpancé en el regazo de su madre / SINC

Por ello, el director ejecutivo de Proyecto Gran Simio reclama que estos certificados incorporen la huella dactilar de estos animales para tratar de frenar la falsificación de documentación. «Los grandes simios, como nosotros, son los únicos que tienen huellas dactilares y pueden ser reconocidos de forma individual. Un [gran simio] CITES tiene que tener su huella dactilar, porque sería imposible falsificarla. Sería una forma de luchar contra este tráfico», agrega.

Muy parecidos a nosotros

El futuro para los ejemplares que han sobrevivido a una cacería también es incierto, ya que la mayoría suelen morir poco después por lesiones, enfermedades o los malos tratos que reciben por parte de sus captores. De hecho, cinco de cada diez grandes simios mueren después de ser capturados.

«Con los chimpancés y con los bonobos compartimos el 99% de nuestra capacidad genética, es decir, entre ellos y nosotros tenemos muchísimos comportamientos que son iguales, entre ellos, la amistad, el amor entre familias... entonces romper lazos familiares es totalmente abusivo, puede incluso llevar a la depresión si están muy unidos. Lo que no sabe la gente es que un chimpancé puede morir de pena», recalca Pedro Pozas. «Los grandes simios pertenecen a la familia de los homínidos, a nuestra familia, y sin embargo, los tenemos cautivos, utilizándolos a nivel económico», concluye.

UNA LEY PARA LIBERAR A LOS GRANDES SIMIOS CAUTIVOS EN ESPAÑA

La Ley de Protección Animal, aprobada la primavera pasada, incluye en una de sus disposiciones adicionales la obligación de que el Gobierno presente una Ley de Grandes Simios en los tres meses siguientes a la aprobación de la norma.

La asociación Proyecto Gran Simio ya está en conversaciones con el Gobierno, al que ha elevado una serie de propuestas que, consideran, debería incluir la futura ley.

Esas propuestas están orientadas a la progresiva desaparición de los grandes simios en los zoos españoles, prohibiendo los traslados (que rompen constantemente los lazos familiares) entre centros y los programas de reproducción en cautividad, aunque se traten de especies en peligro de extinción.

«La UE nos ha informado de que no existen estudios científicos que puedan avalar la reproducción en cautividad de especies en peligro de extinción, lo que hace es aumentar las colecciones», critica Pedro Pozas. «Aparte de que lo único que hacen las reproducciones en cautividad es traer a la vida a nuevos seres cautivos, porque no se van a poder reintroducir jamás en su hábitat».

Asimismo, esta ONG aboga por iniciar un traslado gradual de los ejemplares que viven en los zoos hacia santuarios especializados, unos espacios que no existen actualmente en España.

Y mientras ese proceso se desarrolla, Proyecto Gran Simio demanda una serie de condiciones para la habitabilidad de estos animales durante su estancia en los zoos.

Por ejemplo, la adopción de medidas anticonceptivas, la creación de espacios abiertos y zonas para esconderse, de manera que los gorilas, chimpancés, orangutanes o bonobos puedan esquivar la exposición constante a los visitantes. Eliminar también los hilos musicales de los zoos.

Además, exigen un protocolo de seguridad «exhaustivo» que cuente con dardos tranquilizantes y se evite que los simios sean abatidos si se escapan. Por último, Proyecto Gran Simios solicita al Gobierno la creación de un consejo consultivo independiente con miembros que no tengan relación ni vínculos con los zoos.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es