Cesare Prandelli no ha dejado de trabajar desde la distancia a pesar de su viaje a Singapur. El técnico del Valencia, que regresa este martes de Singapur junto a Suso García Pitarch -la presidenta lo hará este jueves-, ha dejado deberes a sus jugadores y este martes están realizando una jornada de pruebas físicas en la ciudad deportiva de Paterna aprovechando que no hay competición este fin de semana , ya que el partido contra el Real Madrid está aplazado por el Mundialito de Clubes.

Las pruebas físicas las realizan uno a uno cada uno de los componentes de la plantilla sobre un circuito físico para poner a prueba su resistencia. Los técnicos están llevándolos al límite de sus capacidades físicas y son los propios jugadores cuando han llegado a su máximo. Los jugadores llevan una especie de máscaras, que les va restando oxígeno de forma progresiva, como una especie de entrenamiento en altura.

El objetivo del italiano es medir la evolución física de la plantilla desde las primeras pruebas a su llegada al banquillo hasta ahora y, de paso, tener una referencia exacta del estado físico de cada uno antes de que los futbolistas se marchen de vacaciones de Navidad del próximo 22 al 28 de diciembre. El control va a ser absoluto. Prandelli está midiendo con lupa a sus jugadores. Lo está haciendo a todos los niveles. Examinando la actitud y compromiso de los suyos como dejó claro en su rueda de prensa del viernes -«¡Quien no sienta la camiseta, fuera!»- y tomando nota del tono físico de cada uno.

El italiano da mucho valor a la parcela física del equipo. De hecho, el pasado 3 de octubre se presentó al vestuario con un breve discurso de bienvenida que giraba en torno a eso. «Ya habrá tiempo para hablar de táctica, ahora quiero que ganéis en fuerza e intensidad». Solo dos días después, el 5 de octubre, Prandelli inicio su particular pretemporada con una batería de pruebas físicas y médicas -con pinchazos en el lóbulo de la oreja para medir los niveles de lactato- como si fuera pleno mes de julio. «Los jugadores no consiguen llegar al tramo final en un gran estado de forma, por eso mismo creo que debemos de llevar al equipo a un nivel físico más alto. Creo que hay que redistribuir las fuerzas del equipo. No me gusta que haya jugadores que hacen doce kilómetros en un partido y otros que hacen nueve kilómetros. Quiero que todos los jugadores formen una misma masa de trabajo», decía el entrenador del Valencia en su primera entrevista a SUPER.

Desde entonces el cuerpo técnico ha desarrollado un plan, a los mandos de sus preparadores físicos Valter Vio y Niccoló Prandelli, con dobles sesiones en las semanas limpias y algunos entrenamientos exigentes. El italiano, de hecho, rescató la rampa que en su día levantó Jorge Valdado y posteriormente reconstruyó Claudio Ranieri y su ´general´ Roberto Sassi para sus entrenamientos. Pesas, picas, aros, hasta trineos. Todos se han convertido en instrumentos habituales de trabajo desde su llegada al banquillo.

La pregunta ahora es, ¿Ha mejorado físicamente el Valencia desde entonces? La respuesta que más se ajusta a la realidad es que el equipo no ha sido peor que sus rivales físicamente. De hecho, la presión alta arriba vista en algunos partidos ha sido una de sus aportaciones más interesantes. El equipo ha corrido. Muchas veces más que su rival. El problema es que a excepción de los primeros partidos contra Sporting y Barcelona lo ha hecho sin orden.

El Valencia no se ha caído físicamente en ninguno de sus ocho partidos de Liga. Tampoco en Copa. Si lo ha hecho ha sido por falta de fútbol o sobre todo por bloqueo mental. «Tenemos un problema psicológico», reconocía públicamente el italiano tras el empate de su equipo contra el Granada en Mestalla.

El equipo solo descansará el viernes y trabajará el fin de semana, esta vez no hay días libres, para preparar el último partido de año en la vuelta de la eliminatoria de Copa del Rey contra el Leganés el día 21 de diciembre.