Las negociaciones a tres bandas son las que marcan ahora la realidad de la operación. El Deportivo, con el que Róber Pier está vinculado hasta 2019, no dará vía libre a la misma hasta que el jugador no firme una ampliación por uno o incluso dos años más. Tito y Carmelo, por su parte, tienen que pactar con los agentes tanto las condiciones salariales de la próxima campaña como las de las siguientes, por si se hiciera efectiva la opción de compra.

Ya en la 17/18 aumentaría exponencialmente su salario, uno de los más bajos de la plantilla, como le sucede a su paisano y amigo Jason.

Los contactos formales entre las partes arrancaron hace 10 días, aunque previamente los granotas ya hubieran trasladado sus intenciones. Fue la permanencia matemática del Dépor la que permitió abordar la negociación. Justo antes de que esta arrancase, los gallegos enviaban a Orriols a uno de los miembros de su secretaría técnica para interesarse personalmente por la situación del futbolista.

Después de un inicio de curso con escaso protagonismo, Muñiz ha acabado sacando todo el jugo a Róber Pier. No solo como central diestro, rol con el que llegó al equipo. También en los dos laterales y hasta de mediocentro; una posición con la que se ha familiarizado en las últimas jornadas, hasta llegar a marcar su primer gol en el fútbol profesional ante el Girona.

A sus 22 años, Róber Pier ve con buenos ojos un segundo año en el Levante. No renuncia a sus raíces deportivistas (de hecho, el pasado domingo felicitó a su exequipo, el filial blanquiazul, por el ascenso a Segunda B), aunque es consciente de que este año no tiene cabida a priori en la plantilla de Pepe Mel. Quien regresará a Riazor la próxima campaña es Pablo Insua, después de haber completado sendas cesiones en el Leganés, a imagen y semejanza de lo que hay previsto con Róber. «Soy mejor jugador que cuando abandoné A Coruña», reconocía ayer Insua.