El partido de la temporada

El equipo de Javi Calleja afronta una auténtica final por el ascenso ante un rival directo como el Alavés. Orriols, lleno hasta la bandera, también jugará su papel en un día que aspira a ser histórico

El equipo está ansioso de que llegue el duelo ante el Alavés. Por su importancia y por el impulso moral en caso de conseguir tres puntos de cara al sueño del ascenso

El equipo está ansioso de que llegue el duelo ante el Alavés. Por su importancia y por el impulso moral en caso de conseguir tres puntos de cara al sueño del ascenso / Miguel Angel Montesinos

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El Levante, a lo largo de sus más de cien años de vida, se ha acostumbrado a sobrevivir y a hacerse fuerte ante los golpes. A resistir. Pero, sobre todo, a vencer, independientemente del resultado o de las consecuencias. Acostumbrado al caviar de la Primera División en el siglo actual, la Segunda se queda a medio camino de las sensaciones que le ha producido el fútbol a un club que, curtido en el barro y en las catacumbas, quiere permitirse el lujo de volver a la rueda de los mejores. Grande en su totalidad y en todas sus vertientes por el sinfín de sentimientos y emociones que genera entre su gente, el Levante no entiende de categorías, pero si se trata de recuperar lo que la pelota le arrebató en contra de su voluntad, está por la labor de alcanzar la excelencia. De tocar el cielo futbolístico con sus manos. La sublimidad habita en el ascenso, en regresar a Primera lo más pronto posible, y después de haber batallado por ello a lo largo del curso independientemente de sus rachas, el cuadro de Javi Calleja se encuentra a cinco partidos para conseguirlo. A cinco finales. Posición privilegiada para los que sueñan con regresar a la élite, pero que requiere máximo esfuerzo y dar el cien por cien.

La primera de ellas no será definitiva, pero, por la dimensión del partido y por el cartel del rival, se trata de la más importante. Ninguno de los cinco enfrentamientos que restan de curso serán más que otros, pero el Levante, inmerso en su peor momento de la temporada desde la presencia de Nafti en el banquillo de Orriols, necesita tres puntos que le levanten. Sin embargo, el Alavés, próximo reto, será el primer obstáculo de los granotas en su esprint hacia el ascenso a Primera División. Y, con un alto porcentaje de probabilidad, es más complicado. Tres puntos por encima de los de Javi Calleja, el combinado babazorro suspira por los mismos intereses que se respiran en clave levantinista. Será una batalla por todo lo alto en el escenario donde aún se recuerda el ambiente de la última vez que se vieron las caras en el Ciutat de València. Campo donde se consumó el descenso de los vitorianos, después del triunfo local, y que se convirtió en la despedida del Levante a la Primera División tras bajar en el Santiago Bernabéu.

Casi un año después de aquella gris tarde en Orriols, el cuadro levantinista quiere olvidar el pasado y mirar al futuro con optimismo. Pero, sobre todo, ganarle al Alavés para conseguir tres puntos de carácter trascendental. De importancia vital. Por el subidón moral, por recuperar las emociones que se sienten al ganar un partido, por el momento del curso, por el salto en la clasificación y por dejar herido, en caso de triunfo del Levante, a un adversario directo que, en la última jornada, cortó una dinámica de dos empates consecutivos, que frenaron su escalada, venciendo en Mendizorroza ante el Leganés. La presencia en el bando contrario de Luis García, icono de la resistencia levantinista y leyenda del club por su ascenso en 2010 contra todo pronóstico, y también por su heroica salvación en 2011, en la parcela técnica del Alavés será uno de los alicientes de un partido cargado de estímulos.

Javi Calleja no podrá tener a su disposición a Campaña, recién operado de su rotura de ligamento cruzado de su rodilla derecha, ni a los lesionados Roger Brugué, Pablo Martínez, Vezo, Cárdenas y Saracchi. Tampoco con Jorge De Frutos, sancionado tras ver la quinta amarilla contra Las Palmas. Sin embargo, la batalla la juegan absolutamente todos. Orriols presentará un lleno hasta la bandera después de que los abonados hayan acudido a la llamada del club para ocupar todos sus asientos y, a su vez, para crear un ambiente hostil. El Ciutat no solo cuenta las horas para que llegue una cita tan importante como la de mañana, sino que se frota las manos para llevar en volandas a los suyos hacia la victoria. Para ser testigos de lo que aspira a ser un día inolvidable. De los que valen la pena vivir un ascenso a Primera División.