Opinión

Para no dar crédito

Lim no tiene credibilidad en València desde hace tiempo. Pero ahora se juegan la suya las instituciones

Arcadi España atiende a SUPER

Arcadi España atiende a SUPER / F. CALABUIG

El déficit de credibilidad al que se refiere Arcadi España, aplicable y extensible a cualquier área de la gestión de Peter Lim, es un problema que la actual propiedad del Valencia no asume (ni va a hacerlo) y con el que es muy complicado que se llegue a nada bueno mientras siga al frente del club. Y es que lo que no puede pretender Meriton, cuyo intento por cambiar de paso es tan cierto como insuficiente, es que a estas alturas se haga borrón y cuenta nueva. Hacen falta hechos mucho más contundentes y menos conservadores. Y sobre todo, al menos en lo que se refiere a la ATE, hacen falta avales. Después de que la Abogacía de la Generalitat alertase en agosto de que está incumpliéndose la ley, con la última resolución administrativa de Economía se ha llegado a un punto en el que para Territorio no hay prórroga que valga, ni siquiera con la ayuda de CVC a las puertas, dinero llovido del cielo para retomar unas obras fuera de la hoja de ruta hasta hace bien poco. Falta crédito (para prácticamente todo) a la hora de creer que el propietario del Valencia terminará el estadio con la ATE y qué decir sin ella. Mientras pleitea y apura los plazos a la espera, en teoría, de presentar a finales de año un proyecto que de momento apenas conoce LaLiga, lo que va trascendiendo se antoja poquísimo para todos excepto para Compromís. La papeleta no es sencilla ni asegura realmente nada pero es un giro de tuerca que obligará a Lim a una nueva pirueta de cara a la Junta con los peores números de su mandato. No hay maquillaje contable que disimule lo horribles que son. Tanto que lo que se pone en duda no es su voluntad para renovar a Gayà y Soler sino su capacidad para hacerlo, lo mismo que la de acabar las obras. Peligra el Valencia.

CREDIBILIDAD

A expensas de lo que ocurra hoy en el Consell, mañana se verá qué tesis se impone, si la de creer o no creer. Pase lo que pase no será definitivo. El peor escenario para Meriton será reflejarlo en las cuentas y a partir de ahí ganar tiempo y poder dar marcha atrás. Pero ahora es la clase política la que se juega la credibilidad delante de la ciudadanía.