Terapia de la buena

Baraja estuvo en los días de gloria y ahora se ha tirado a la espalda la responsabilidad de salvarlo

Baraja y Marchena, en Paterna

Baraja y Marchena, en Paterna / JM López

Rafa Marín

Rafa Marín

Imposible un mejor disparo de salida para el 30 aniversario de SUPER que la primera mascletà de las Fallas. El balcón de Prensa Ibérica en la Plaza del Ayuntamiento fue la zona cero desde la que arrancamos un año de conmemoración por las tres décadas de vida de La Casa del Deporte Valenciano. Un hito que ayer empezamos a celebrar con deportistas, clubes, instituciones y federaciones. Y al que vamos a dar continuidad durante los próximos 12 meses con publicaciones especiales, foros de debate o exposiciones de portadas. También con una gran gala el próximo 22 de marzo en el Trinquet de Pelayo, la Catedral de la Pilota, donde rendiremos un merecido homenaje a las leyendas que han ocupado nuestras páginas desde 1993. Gracias desde aquí a todos los que han estado y siguen acompañándonos en el camino, especialmente a los lectores. Ellos son los que nos impulsan a ser cada día un poco mejores y llegar más lejos contando los éxitos y vicisitudes de los nuestros.

Terapia

Para vicisitudes, por desgracia, las del Valencia. El peligro del descenso continúa siendo real, algo inaudito en estas tres décadas en las que este diario puede vanagloriarse de haber contribuido a un cambio de mentalidad. Desde la primera final, la del 95, el equipo fue creciendo hasta vivir el mejor momento de su historia con el doblete. Un logro del que formó parte Baraja, quien ahora se ha echado a la espalda junto a Marchena la responsabilidad de evitar el desastre. Hay mucho trabajo por hacer y también terapia. Porque a falta de fichajes, el Pipo tiene que exprimir lo que tiene y sacarle el jugo a futbolistas que cotizaban a la baja. Es el caso de Guillamón, lo más parecido al ‘6’ que no hay en plantilla. Sin Gayà o Cavani, los galones de cara al Camp Nou son suyos. Deberá aprovecharlo. 

Momento clave

Quedan muchas jornadas, pero el desplazamiento a El Alcoraz se presume clave para la suerte del ascenso directo del Levante. Así lo han entendido club, equipo y afición a la hora de organizarlo. Con el play-off encarrilado, las dos primeras plazas exigen fallar lo mínimo posible.

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