Menos lobos/robos/bobos, Caperucita

Del Cerro Grande cometió un error garrafal durante el Valencia-Sevilla que perjudicó al equipo de Baraja

El polémico árbitro del Valencia-Sevilla: Del Cerro Grande

El polémico árbitro del Valencia-Sevilla: Del Cerro Grande / Francisco Calabuig

Sergio Arlandis

Sergio Arlandis

¡Ay que ver cómo cambia el cuento con los pequeños matices de por medio! Y lo peor de todo es que nos encaja, en su triple variable, en este presente tan turbio del Valencia CF. Lobos que roban, bobos que se hacen pasar por lobos, robos entre lobos y bobos… lo que le pongas encaja para definir lo que se está viviendo dentro del valencianismo.

Ahora resulta que el cuento se gira y el comité arbitral hace un comunicado, mostrando sus fauces, pero vistiéndose de corderos. Tendrá que ser bobo quien haya querido vincular el pésimo estado del arbitraje español y su falta de credibilidad actual con los desagradables hechos, injustificables, que se suelen dar en el fútbol más modesto, donde los árbitros y árbitras están abandonados a su suerte, sin medios y rodeados, muchas veces, por cafres descerebrados que van a un campo de fútbol porque hay Bar, con B alta.

Y es que nada tiene que ver que muchos equipos de primera división se sientan robados por la evidente falta de criterio común, con el hecho de que se den agresiones (en el fútbol no hay lugar para la violencia) en esos campos humildes de la geografía española. Y lo curioso es que saltan ahora, que el Valencia CF ha levantado la voz, después de 17 decisiones perjudiciales sin justificación alguna, y no antes, cuando todos los clubes ya habían dicho algo, por ejemplo con Ancelotti, el gentleman, diciendo aquello del «rigore inventato». Parecemos los bobos del lugar, que encima no sabemos idiomas.

Yo les pediría que se dejasen de comunicados casi amenazantes, de ir poniendo pleitos y que se preparen correctamente, sobre todo para que la disparidad de criterios no sea su marca personal. También les diría que donen la mitad de su sueldo (el más alto de Europa, creo) a un fondo común para que los árbitros y las árbitras de categorías inferiores puedan tener más ayuda y medios y así, de algún modo, protegerse algo más del error y de la calamidad de gente que, en verdad, sobra en un campo de fútbol. Por cierto, desde fuera parece que algo de acoso a Pérez Estrada hay…seguro que no es así, pero oye, lo parece.

Luego están los bobos que hay en el club y son unos cuantos. Lo de Moriba ya clama al cielo: este y algunos como este nos van a hundir con sus niñadas. Francamente, no entiendo qué hace este caballero aquí ni por qué juega, siendo, con diferencia, el más malo de todos los que hay en la medular: no roba ni un balón, ni es un lobo que amenace al rival, sino uno que pasa por ahí, que intenta no sé qué tacón que le deja muerto el balón al rival en el área pequeña o que se autoexpulsa, evidenciando su torpeza. Es una constante y como cono tampoco vale.

Lo mismo ocurre con Castillejo, al que no le perdono aquello de la derrota en Almería (por cierto, marcó porque la tocó un defensa, porque peor no podía darle)…no sé qué se seguirá diciendo ahora para sí mismo: la verdad es que si le miras con detenimiento, tampoco puedes esperar gran cosa y uno se explica por qué el Milán estaba como loco por regalártelo. Será uno de esos lobos que, cuando vea el descenso bien cerquita, diga que se marcha a un club de primera. Podríamos sumar algunos bobos más a esta fiesta del desconcierto: lo que está pasando con Correia, lo que está pasando también con varios jugadores de la escuela que viven en un constante ostracismo (Mosquera, Fran Pérez, Jesús Vázquez, el Facu, etc.) y que evidencia una nula planificación deportiva detrás; lo que está pasando con el rey⸺ por derecho propio y méritos acumulados⸺ de todo esto, el Sr. Corona; lo que está pasando con el lobo feroz que vive en Singapur, lo que está pasando con una Layhoon que mira para otro lado como haciéndose la boba, etc.

La verdad es que si cambias una letra todo coge otro color, otra dimensión, otro sentido: demasiados lobos cercando a la presa, el Valencia CF. Demasiados bobos al frente de la empresa. Y demasiados robos en la casa de la presa/empresa. La historia no tendrá un final feliz, porque el lobo más grande ya se ha comido a la abuela (spoiler) y nos está esperando, escondido en la cama, vestido de pijama, haciéndose fotos, sonriente, con sus otros lobos de la manada. Aquí, mientras tanto, tenemos un séquito de bobos que hablan más de la cuenta, que viven la apasionante vida de quien cobra sin hacer nada, de quien se siente un privilegiado porque siempre está por encima del destino de su lugar de trabajo. Y mientras, jornada tras jornada, algún robo de por medio, dejándonos la cara de bobos y dando pie a que sigan haciendo bobadas aquellos jugadores que parecen pasar de todo, porque con ellos no va el cuento, aunque el lobo de la segunda división ya nos haya mordido la yugular.