Das Pena, Vini

Vinícius se marchó del campo haciendo gestos de 'A Segunda' a los aficionados del Valencia CF

Vinícius se marchó del campo haciendo gestos de 'A Segunda' a los aficionados del Valencia CF / JM LOPEZ

César Molins

César Molins

Vinicius y el Real Madrid se cubrieron de gloria, el pasado fin de semana, en su visita a Mestalla. La gran victoria valencianista en el centenario del coliseo blanquinegro, quedó empañada por las provocaciones de un futbolista que no aprende ni a la de tres. Su arrogancia, prepotencia y altivez indigna y enerva a la afición rival. El niño mimado del madridismo y consentido por el colectivo arbitral pide a gritos un correctivo ejemplar. Se lo ha ganado a pulso. Desde hace tiempo. Independientemente de supuestos insultos racistas, condenables siempre. Un delantero con su clase y calidad no necesita de marrullerías ni de malas tretas para abrirse camino en el panorama futbolístico internacional. Y Vinicius lo hace. Lo hizo en Mestalla. El astro brasileño recurrió a la chabacanería y a técnicas barriobajeras. Se encaró con la grada blanquinegra y la envió a Segunda. Lamentable. Como lamentables fueron, también, las palabras de un entrenador, Carlo Ancelotti, que, en su afán de desviar la atención de su fracaso en la Champions, acusó de racista a una afición ejemplar. Flaco favor a un futbolista que no camina por la vida, levita. El entorno del brasileño, está claro, no ayuda. Y el rodillo mediático del Real Madrid, tampoco. Una pena. “Le falta educación. Es un gran futbolista, pero no es una gran persona”. Lo dijo, ayer, el redactor del periódico Superdeporte, Andrés García, en el programa de Levante TV, A Balón Parado. El periodista sufrió en sus carnes la grosería de un Vinicius enrabietado, tras una derrota inesperada. Normal. A su entender, el de Vinicius, les ganó un equipo de Segunda. Y eso, evidentemente, duele. Y mucho. El testimonio de Andrés García es revelador. Ocurrió al terminar el partido. En la zona mixta. Bajó para intentar hablar con el astro brasileño y se encontró, de bruces, con un “Eres tonto”. El periodista solo le preguntó si tenía la intención de pedir perdón al valencianismo, por sus gestos provocativos. “Se rió en mi cara -señaló Andrés. Es un gesto que lo delata y lo retrata. Independientemente de los insultos, que todos coincidimos que hay que condenarlos. Estamos hablando de un futbolista que provoca, que menosprecia a los rivales y que falta al respeto a los propios compañeros de profesión, a los árbitros, a los aficionados y, en este caso, a periodistas como yo”. Lo dicho… Das pena, Vini. 

Al margen de las cuestiones extradeportivas, el triunfo del Valencia CF contra un todopoderoso Real Madrid, venido a menos en la última semana, lo aleja del descenso. Decimotercero, 40 puntos y a 5 del abismo de Primera. 13 puntos de 18 posibles. “El Valencia lo tiene prácticamente hecho. Solo falta sentenciar en Mallorca”, comentó Manel Juan, otro de los periodistas del periódico Superdeporte que participó, ayer, en la tertulia de A Balón Parado, junto a Pau Pardo.

Esa victoria del pasado fin se de semana ha vuelto a encumbrar a una cantera que no falla y que, poco a poco, se abre camino en Primera. Javi Guerra fue el héroe contra el Valladolid. Alberto Marí, contra el Celta. Y Diego López, contra el conjunto merengue. Todos marcan. La Academia es una mina. Y Rubén Baraja la explota a la perfección. Y con mucho cariño. Lo apuntaba Pau Pardo: “La mano de Baraja ha sido clave y los canteranos han dado una respuesta brutal. La afición ha estado a la altura y, cuando se certifique la permanencia, de forma matemática, será el momento de jugar el gran partido del Valencia: echar a Peter Lim”. 

El Levante UD, por su parte, se aferra al milagro del ascenso directo a la Primera División del fútbol español. La victoria, in extremis, ante el Villarreal B permite seguir soñando con la gloria. El último partido de liga, ante el Real Oviedo, en el Ciutat de València, el correspondiente a la Jornada 42, es crucial. Y llegará en un fin de semana taquicárdico. Un hipotético triunfo ante el equipo asturiano no sería suficiente. Los granotas necesitan, también, que se alineen todos los astros y que se produzcan combinaciones un tanto rocambolescas. Poco probables, sí. Pero no imposibles. Ilusión y optimismo. Y una puerta abierta a la esperanza. Habrá que rezar mucho. Por si acaso. A la Geperudeta.

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