Sesión de investidura

Feijóo queda investido presidente del PP

El candidato a La Moncloa se proclama cómodamente jefe de la oposición, denigrando a la mayoría de partidos de la cámara y pasando de puntillas sobre Vox

Matías Vallés

Matías Vallés

'Amnistía' es la primera palabra pronunciada por Núñez Feijóo desde la tribuna del Congreso. Dado que no ofrecía ese perdón, renunciaba desde el principio a conquistar La Moncloa. Se presentaba únicamente al codiciado cargo de presidente del PP. La adhesión inquebrantable al régimen democrático, "fuera de la Constitución no hay democracia", no siempre casa con sus pactos masivos con un partido como Vox, pletórico de propuestas inconstitucionales como la desaparición de las autonomías que cogobierna con los populares.

A lomos de sus alianzas previstas con los nacionalistas, el PSOE renuncia "irresponsablemente" a sus principios. Cuando el partido conservador se abraza a la extrema derecha moderada, también en la investidura con 33 votos prestados pero indispensables, "no renuncia a sus convicciones ni a sus compromisos". En efecto, Feijóo no ha citado todavía a Vox cuando pronuncia esta frase, a los diez minutos de discurso.

Feijóo queda investido como presidente del PP, por lo menos mientras Sánchez no logre asegurarse la continuidad en La Moncloa. "No comparto la política de bloques, yo no vengo aquí como líder de ningún bloque", sentencia orgulloso el candidato designado por el Rey. Pese a ello, los 172 votos de que presume repetidamente incluyen inexcusablemente a Vox, que sigue exento del discurso conforme corre el reloj.

Feijóo insiste en engañarse con el lema de que "mi partido ganó las elecciones". En tal caso, y dado que ganar es gobernar, deberá tener garantizada la coronación de esta semana en el Congreso. Si no ocurre así, podrá reflexionar sobre la paradoja de que el equipo que marca más goles no conquista inevitablemente la Liga, es preferible repartir los tantos en los partidos adecuados. Así en el fútbol como en la política.

"

", se jacta Feijóo en una variante acentuada del "están verdes". Se suma así a su portavoz Cuca Gamarra, que considera un triunfo fracasar en la investidura y asumir el poder ejecutivo. Este país no se merece al partido designado por el rey, según el PP.

En veinte minutos todavía no ha mencionado a Vox, pero Feijóo ya ha citado por su nombre a Puigdemont, a Waterloo, repetidamente a la amnistía, por no hablar de Bildu y Esquerra. Tardaría más de media hora en acordarse del voto que solo el candidato considera gratuito del partido de Abascal, que no aplaudió la mención y torció al gesto cuando se habló de "apoyo incondicional". También Feijóo gobernará o gobernaría "en solitario", al igual que la mayoría de presidentes del PP en comunidades que se habían comprometido a prescindir de Vox, véanse Extremadura o Murcia.

En lugar de dar soluciones, Feijóo inunda su discurso de interrogantes y de latiguillos huidizos como "no es porque lo diga yo", el favorito de Rajoy. También se pregunta capcioso "¿Por qué no quieren que estemos aquí?", cuando la derrota por anticipado transpira la imagen de que lo han llevado a la tribuna a la fuerza.

Feijóo tenía tres opciones. Podía realiza un discurso típico de investidura, al que dedicó los minutos de la basura después de las estocadas encadenadas tras la mención inicial a la amnistía. La segunda posibilidad era formular un programa de oposición al futurible ejecutivo del PSOE. Se inclinó por esta variante, al consagrar mucho más tiempo a los socialistas que a su propia candidatura.

, Feijóo reconvertía la investidura en una moción de censura fallida, de presentación innecesaria porque las elecciones en que fracasó en su propósito ya disolvieron el Gobierno.

La tercera posibilidad abierta a Feijóo consistía en abogar activamente por unas nuevas elecciones. Sin embargo, al candidato del PP le da demasiada pereza embarcarse en otra agotadora campaña, prefiere un Gobierno débil de Sánchez a reanudar la batalla. Hasta la fecha, todos los candidatos populares sometidos a una investidura han acabado desembarcando en La Moncloa sin volver a pasar por las urnas. Si la palanca de la amnistía le funciona a Pedro Sánchez, el actual presidente de los populares será la primera excepción a la regla.