La pasta más cara

¿Hasta qué puntos los Estados deben controlar las cuestiones del fútbol?

Imagen del AC Milan vs Sassuolo

Imagen del AC Milan vs Sassuolo / EP

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

Sí, permítanme este juego de palabras, ya que desde el 1 de enero de 2024, el dinero cuesta más en Italia. Y me refiero concretamente al Decreto Crescita (decreto de crecimiento), que desde principios de 2020 existía en el fútbol italiano. Se instauró para atraer a jugadores extranjeros, un poco como nuestra ley Beckham.

Los equipos italianos podían fichar a futbolistas con una fiscalidad muy reducida, siempre y cuando estos no hubieran estado viviendo en el país transalpino en los últimos dos años antes de la firma de su contrato, y que se obligaran a residir, al menos, dos años más. Esto produjo una avalancha de llegadas (Cristiano Ronaldo, entre ellos), atraídos tanto los clubes como los jugadores por esa bajada impositiva. 

Pero, bambini, esto se ha acabado. Y el gobierno ha dinamitado la Crescita al empezar 2024, dejando huérfanos a los clubes italianos. Esto ha llevado a dos tipos, obviamente, de declaraciones. Las favorables son las de algunos clubes más modestos, de la propia federación italiana y de la asociación de futbolistas que, al unísono, han aplaudido la medida.

Los más modestos no se vieron muy favorecidos porque los mejores jugadores fueron, como siempre, a quienes les pagaban más. La federación italiana ve una posibilidad de que los futbolistas locales puedan ser más utilizados, al venir menos foráneos atraídos por el oro imperial. Y los de la asociación han mostrado también su esperanza de que tanto sus afiliados como la propia selección italiana lleguen a tener más puestos y a mejorar, respectivamente.

Los del otro bando, los clubes más poderosos o incluso los medianos, y la Liga profesional, se han tirado del pelo y han llamado a que se modifique (cosa que no va a ocurrir). Un hecho objetivo es el que lanzan: en el puntaje UEFA se ha visto la mejoría de tener a jugadores llegados para pagar menos impuestos, ya que en 2019 era de 12.642 y en 2023 fue de 22.357. Si estas no son cifras claras, díganmelo…

Así, sí que parece que desde 2020 la mejoría ha hecho que Italia, que se encontraba en la parte baja de los países europeos, se haya visto aupada a los más altos lugares, con la consiguiente bondad para obtener mayores puestos en las competiciones europeas y, asimismo, mejores posiciones en los bombos de los sorteos.

Además, la idea de que iba a cambiarse ya rondaba por el calcio italiano, pero en vez de esperar a inicios de febrero, con el mercado invernal ya acabado, los mandamases del Estado lo han adelantado, impidiendo de esa forma que en enero no se pudiera fichar a jugadores con esa bondad fiscal. Su gozo en el pozo y para mejoría de las otras ligas poderosas.

El efecto Beckham parece que fue positivo y también lo fue el de la Crescita. Y veremos lo que las consecuencias de la desaparición de ésta última puedan producir al fútbol italiano. La pregunta que uno se hace es si el deporte tiene que ser legislado y controlado por el Estado, ya que en el fondo esa es la cuestión que subyace aquí.

Es cierto que el control que se impone para evitar locuras económicas es necesario, como lo es, a mi entender, que se legisle sobre la venta de los derechos televisivos, tanto en Italia como en España (y otros países), lo que ha permitido un mayor equilibrio deportivo, al repartirse mejor los dineros audiovisuales.

El ejemplo de China

Pero ¿se debe ir más allá?, como por ejemplo en los asuntos meramente económicos, como estos de los impuestos, o los que impuso China hace unos años para evitar la escalada de locura del fútbol de aquel país. Los del lejano Oriente no se han repuesto de ese control y el dinero de magnates ha dejado de fluir. Está claro que el control ha de existir, pero ¿hasta qué punto?.

No pretendo tener la clave de la solución, pero si Italia ha casi duplicado su puntuación UEFA en apenas cuatro años, en los que estuvo vigente el Decreto Crescista, algo tuvo que ver éste. En fin, que el fútbol italiano está dividido por esta decisión gubernamental, y veremos las consecuencias pronto.

En este año que empieza y con los Reyes Magos recién llegados, deseo a todos un año 2024 lleno de alegrías, la primera la de leer mi recomendación: la novela del italiano Antonio Mancini ‘Hagan su juego’. Sí, háganlo, disfruten y cuídense.

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