Vivos en Euroliga y ya en la Copa, que no es poco

El calendario infernal pasa factura, pero es el coste para estar entre los mejores

Vivos en Euroliga y ya en la Copa, que no es poco

Vivos en Euroliga y ya en la Copa, que no es poco / SD

Jorge Valero

Jorge Valero

La derrota del domingo ante el Dreamland Gran Ganaria dejó al Valencia Basket sin la condición de cabeza de serie para la Copa, pero más allá de complicarse el sorteo en una competición en la que los taronja pueden ganar a cualquiera si llegan en buen momento, el gran quebradero de cabeza para el staff fue comprobar cómo el infernal calendario de los equipos de Euroliga empieza a pasar factura, como se vio en la segunda parte ante los isleños. Lejos de ser una excusa es una auténtica realidad de la que dentro de lo que cabe, el Valencia Basket está saliendo bien parado. Y si no que se lo pregunten al Baskonia que se ha quedado fuera de la Copa o a un Barcelona que aunque ha cogido algo de oxígeno en los últimos partidos, entró en una crisis profunda en la que la continuidad de Roger Grimau no parecía ni mucho menos segura. En La Fonteta, en cambio, nadie puede echar nada en cara a los de Mumbrú, un equipo que gane o pierda, se deja la piel en cada partido hasta el último minuto, con algún borrón puntual como los de las derrotas ante el Bilbao Basket o el Granada, ambas como locales. Sin ellas, los taronja serían ahora cabezas de serie, pero ¿qué equipo puede mantener la máxima intensidad en el 100% de los partidos jugando en muchas ocasiones tres encuentros de máxima exigencia cada semana?

El Valencia BC se encuentra ahora en el ecuador entre dos semanas de estas, con menos piernas de las aconsejables y sin tiempo para cargar pilas. Tras jugar el mismo 31 de diciembre ante el Madrid (en el que único encuentro que se disputó ese día), los taronja jugaron el miércoles 3 de enero ante el Anadolu Efes, el viernes 5 ante el Panathinaikos, el 7 ante el Gran Canaria y hoy día 9 lo harán ante el Zalgiris, con el consuelo de no haber tenido que viajar, pero mirando también de reojo el partido de este jueves ante el Real Madrid en el WiZink Center. Una auténtica salvajada de partidos que provocaría un terremoto en otros deportes, pero que se acepta con resignación en la Euroliga, donde la Fase regular tiene los mismos 34 partidos que la Liga Endesa. Una exigencia del calendario con un coste deportivo y económico que no todos puedes soportar, pero que es el ‘peaje’ obligado para estar entre los mejores equipos de Europa en el formato actual de la máxima competición continental. ¿Por qué si no renunció el propio Gran Canaria a jugarla este año antes de que le cayera la invitación al Valencia BC? Los de Lakovic van ahora cuartos en la Liga Endesa y en su anterior presencia en la Euroliga, sufrieron para lograr la permanencia. Con esta perspectiva y viendo cómo los jugadores se dejan la piel en cada partido, estar en la Copa y en la lucha para los playoffs de la Euroliga es para ponerlo en valor. Eso sí, sin conformarse ni ponerse límites con una plantilla de lujo.

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