El ‘sapo’ del préstamo y las ganas de Rafa Mir

La línea de crédito para pagar las fichas de los jugadores es una demostración más, la enésima, del error que sería volver a confiar en Lim... Ni está ni se le espera

Layhoon Chan, presidenta del Valencia

Layhoon Chan, presidenta del Valencia / F. Calabuig

Rafa Marín

Rafa Marín

Rafa Mir tiene tantas ganas de jugar en Mestalla que está aguantando el tirón aun a riesgo de quedarse tirado. El delantero que quiere Baraja, no ya ahora sino desde verano, es un auténtico marrón para el Sevilla. Sin embargo, el bloqueo en el mercado con Lim imposibilita de momento que el Valencia pesque en ese río revuelto. Una pena. Las opciones de jugar en Europa con un futbolista de rendimiento asegurado aumentarían considerablemente. Mucho más que con Peter Federico, si es que finalmente y a la espera de Koba se confirma su cesión.

Y es que en la cabeza del Pipo, Mir puede perfectamente jugar en banda. A esperar, pero con el Ayuntamiento en guardia por el Nou Mestalla, la foto sigue siendo no ésa sino la de un club al que no le queda otra que apretar los dientes. Aquí se depende de Singapur para todo y allí no se tiene en cuenta nada. Por eso a Layhoon no le queda otra que volver a tirar de una línea de crédito. Diez millones, de los que ya se han usado casi la mitad, para que los jugadores puedan cobrar la primera parte de la ficha, una práctica habitual que no la convierte en normal ni en recomendable. Y a la que seguirán, sin solución de continuidad, otra serie de obligaciones, entre ellas con Hacienda. El Valencia es cierto que acaba cumpliendo, pero con la soga al cuello al tener cerradas las puertas de la banca tradicional.

Y a costa del ‘sapo’ de recurrir a quien respalda la oferta de su ‘enemigo’ Zorío. Por mucho que una cosa sean 10 kilos y otra 250, el triple mortal no se discute, aunque, lo realmente importante es que se trata de otra demostración más, la enésima, de que el máximo accionista no está ni se le espera. Una ausencia que debería ser suficiente para que, en clave urbanística, nadie caiga en la trampa de volver a fiarse de él. Muchísimo cuidado.

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