Liga Femenina Endesa

La Fonteta dedica una gran ovación a su equipo

Pese a la derrota, los cerca de 500 aficionados que se dieron cita en el Pabellón, mostraron su apoyo al Valencia Basket

Pilar Lopez

Pilar Lopez

Puestos en pie, tristes pero orgullosos, con una sonora, interminable y emocionante ovación en la Fonteta despedían los aficionados taronja en la distancia a su equipo tras caer en Salamanca. El tercer y definitivo partido de la gran final de la Liga Femenina Endesase jugaba a casi quinientos kilómetros de distancia de València, en Salamanca pero también se vivió en la Fonteta. El club abrió el pabellón para que de forma testimonial, también la afición taronja pudiese mandar toda su energía al equipo desde su feudo más sagrado. Las restricciones sanitarias limitaron el aforo a tan sólo 500 aficionados. Quinientos embajadores de una afición taronja, uno por cada kilómetro que separaba ayer a la afición de su equipo. Una afición que latió como un sólo corazón: desde la Fonteta o siguiendo el partido por televisión.

El club instaló pantallas gigantes para que los más fieles aficionados, los 500 'elegidos', pudieran disfrutar y sufrir a partes iguales uno de los partidos más importantes en la historia del Valencia Basket.

La ilusión, el sueño de conquistar la primera Liga Femenina dejaba paso a la tristeza. El sueño de esos 500 aficionados, sólo una pequeña muestra de la gran familia taronja, quedaba aplazado, truncado.. El Valencia Basket volvía a decir adiós por segunda vez esta temporada a un título. Tras caer en la Final de la Copa de la Reina, esta vez tocaba otra dolorosa derrota ante Perfumerías Avenida. Se volvía a escapar otra vez la ilusión de disputar la Euroliga. Bajo las mascarillas se intuía la tristeza, la sensación de haber perdido una ocasión de oro, pero también la sensación de que pronto llegarán más oportunidades. La afición abandonaba la Fonteta con dolor, con esperanza, con una nueva lección aprendida y encomendándose ya a la próxima campaña.

El partido se vivió con intensidad aunque la afición, como el equipo, fue apagándose poco a poco en el último cuarto. En las pantallas colgadas del videomarcador saltaban las jugadoras del Valencia Basket a la cancha de Salamanca y en València eran recibidas con aplausos. Los ruidosos aplaudidores repartidos a todos los asistentes se hacían notar mientras Pam, que por supuesto no podía faltar a la cita, arengaba a la grada marcando el ritmo. 40 minutos de juego separaban la gloria de la decepción. Había llegado el momento más esperado, el definitivo. Los nervios, la emoción, se palpaban en el ambiente.

Comenzaba el partido y mandaba el Valencia Basket. La afición en la Fonteta celebraba con júbilo cada canasta taronja y enmudecía cuando anotaban las salmantinas. Si las pantallas enfocaban a la afición salmantina, la Fonteta respondía animando aún más fuerte. Perfumerías se escapaba 37-28 y la Fonteta enmudecía aunque sólo momentáneamente. Había que reaccionar y desde Valencia la afición hacía fuerza. Al descanso se llegaba con 42-37 en el marcador y todo por decidir.

Ouviña con un triple lograba la primera canasta del Valencia Basket tras el paso por los vestuarios y la Fonteta se levantaba. La afición en la Fonteta contenía la respiración cuando el balón abandonaba las manos de una jugadora taronja buscando el aro local y estallaba cuando encontraba su meta.

El partido se complicaba, la brecha se abría, la gesta se alejaba, el sueño se aplazaba y la afición, con deportividad, asumía la realidad. La Liga tendrá que esperar.