Una serie de sucesos paranormales impidieron al Valencia despedirse de San Mamés con un triunfo. Hizo méritos el equipo de Valverde para haber puntuado como mínimo, pero como reconoció el propio Marcelo Bielsa, el resultado favoreció al Athletic «exageradamente». Los valencianistas fueron víctimas de fenómenos sin explicación racional o científica. Un portero que hace dos jornadas estaba en el banquillo por sus patinazos bajo palos se convirtió durante noventa minutos en la reencarnación de Txopo Iribar. Un atacante que no marcaba un gol en Liga desde el 23 de octubre de 2011 engatilló un disparo que hubiera firmado Zarra. Y un equipo incapaz de mostrarse regular enlazó por primera vez esta temporada dos victorias. Para colmo, Roberto Soldado equivocó un remate a un metro de la línea de gol que en cincuenta de cincuenta ocasiones hubiera terminado estrujado en la red. El momento del nueve del Valencia contrito y frustrado ante el abrazado aliviado de Iraizoz fue la imagen del partido. La ocasión fallada. El empate que se esfuma. La oportunidad perdida de asaltar la zona de Liga de Campeones en el escenario más emblemático del balompié español.

Soldado no llegó a engatillar el balón con la derecha, fue el cuero el que golpeó en su bota izquierda y salió de forma inverosímil por encima del larguero describiendo un globo contranatura. El delantero, que la temporada pasada dejó su huella en La Catedral con tres goles, no pudo repetir éxito en la última fecha blanquinegra en el coso bilbaíno. Arrancó como suplente por fiebre e ingresó en el terreno de juego para reactivar el ataque. Después de un primer tiempo suficiente, donde el Athletic fue superior por un leve margen. Sin embargo, el Valencia se presentó en el segundo acto desinhibido y con jerarquía. Feghouli recuperó su mejor versión. Estuvo fantástico y esa fue la mejor noticia que dejó el partido. El argelino hizo sufrir a Aurtenetxe y descontroló al prometedor Laporte cuando Bielsa tocó corneta y mandó al vasco-francés al lateral. Valverde puso en juego a la dupla Jonas-Soldado y el tono mejoró. El brasileñó puso el balón que pudo significar el empate, pero el valenciano, delantero de sangre caliente, quizá llegó un pelín pasado de vueltas al remate, enfebrecido por una protesta anterior.

Lo difícil siempre es crear las ocasiones y el Valencia las hizo: dos voleas que se perdieron con poca dirección de Soldado, un par de disparos cruzados de Piatti, un zarpazo de Feghouli que sacó Iraizoz. El Athletic llegó, sin embargo, no reclamó la intervención de Guaita. Hicieron valer el gol de Muniain, que llevaba 3.446 minutos de juego sin marcar en Liga. En su anterior gol liguero „al Valencia en Mestalla„ tenía 18 años y 308 días. Ahora cuenta con 20 años y 81 días.

La diosa fortuna volvió a pagarla con Mathieu. Susaeta tocó lo justó la pelota para que el francés no llegará firme al despeje y su desvió se convirtió en un pase perfecto para Muniain. En cada intentó del equipo de Valverde aparecía San José, a quien Bielsa agradeció los servicios nombrándolo como el indicado para «ocupar el espacio que dejó Javi Martínez» tanto en la medular como en el eje de la defensa. Por primera vez este curso, el resultado estuvo por encima del juego del Athletic. Habitualmente sucede a la inversa. ¿El último milagro del Santo Mamés? Habrá que consolarse con las palabras de Valverde, «mejor perder mereciendo ganar».