El Valencia CF no quiere guerra y José Luis Gayà tampoco. La dos partes tienen claro que el equipo afronta un tramo decisivo de competición donde no conviene perder energía con asuntos fuera del terreno de juego. La negociación queda en la nevera. La información de Superdeporte está confirmada: la oferta de renovación se ha retirado y no hay acuerdo posible en los términos que plantean sus agentes. Llegados a este punto, el club espera ahora una reacción positiva por parte del futbolista. Su compromiso y sentimiento están fuera de toda duda. Por ese motivo, el Valencia conecta su situación con el ejemplo de Paco Alcácer. El delantero (representado también por Toldrá Consulting) también afrontó un proceso de blindaje y mejora de contrato complejo, si bien, finalmente el delantero de Torrent apostó por sumarse al proyecto absolutamente convencido. Tanto, que dio el paso con 80 millones de euros de cláusula. El sentimiento por el Valencia es el mismo, pero no la coyuntura. No son dos casos iguales.

El Valencia CF espera que todos los profesionales que deciden ligar su presente y su futuro al club lo hagan con todas las consecuencias. No quiere renovar a un futbolista con una cláusula de rescisión baja que le permitiría tener siempre la puerta de salida abierta; mañana, dentro de tres meses o el último día de mercado. No hay ´renoventas´. La dirección deportiva no puede armar un plan desde la inquietud. Más, cuando se trata de un futbolista estratégico. Renovar tiene que se sinónimo de adhesión total.

Las partes tienen sus condiciones, lógicamente. El club defiende lo suyo y la parte del futbolista también. En este punto, el Valencia recela de la actitud de la empresa Toldrá Consulting porque no quiere limar las diferencias sobre la cláusula de rescisión sino imponer la cantidad justa desde su punto de vista (inferior a 30 millones de euros). Para los representantes no es un problema de ficha, sí de proyección contractual, proporción y reconocimiento de acuerdo a su rendimiento.

Línea de actuación justificada

La posición que defiende la cúpula deportiva-directiva tiene que ver con una línea de actuación clara que está por encima de casos particulares. No hay nada caprichoso, aunque puede haber excepciones. Sobre todo, es una cuestión de confianza: Barragán, Mustafi, Vezo, Otamendi y Orban tienen 50 millones de euros de cláusula. Más allá de escalones salariales, la oferta para Gayà le dejaría con un contrato con cantidades finales únicamente superadas por Otamendi entre sus compañeros de retaguardia. Además, el club aceptaría una rebaja de esos 50 millones 'libertatorios'. Gayà es un futbolista con ADN Valencia, destinado a ser capitán. Así lo ha dicho Rufete. La puerta está cerrada, pero hay llave.