Nueve de marzo de 2011, octavos de final de la Liga de Campeones. El Valencia CF de Unai Emery visitaba el actual Veltins Arena Stadium del Shcalke 04. En la ida, empate a uno. El conjunto valencianista necesitaba ganar o empatar a más de un gol para estar en semifinales y haciendo más bien poco se adelantó en el marcador con gol de Ricardo Costa tras jugada del turco Topal, todo iba sobre ruedas pero poco antes del descanso la 'Foquita' Farfán hacía el empate tras un lanzamiento de falta directa. Rosquita y a la red.

En el segundo tiempo los alemanes salieron a apretar y tras un error de Guaita, Gavrinovic ponía al Schalke por delante. Tocaba remar y remó el Valencia CF. Al poco, Aduriz se plantó ante Neuer en un mano a mano y€ ¡adentro! Y al poco también, de nuevo Aduriz se plantó ante Neuer y€ ¡adentro! Ahí terminó el partido y el delantero vasco escribió su nombre en letras de oro en la historia del Valencia CF. Sin duda merecido. Aritz había llegado al club de Mestalla por la puerta de atrás procedente del Mallorca, como segundo delantero tras el rutilante fichaje de Roberto Soldado. Ambos eran los encargados de hacer olvidar a David Villa y vaya si lo consiguieron. Sobre todo el futbolista donostiarra, que aquel día, en la ciudad alemana de Gelsenkirchen, comenzaba a escribir su leyenda.

Vale, aquel Valencia CF tampoco logró ganar la Champions y la espina sigue clavada quien sabe si por los siglos de los siglos, pero esta historia va de Aduriz el futbolista humilde y trabajador que se ganó al pueblo de Mestalla con goles, pero sobre todo con trabajo.

Es difícil decir ahora qué habría pasado si Aritz hubiese fallado aquellas ocasiones, tal vez Manuel Llorente, presidente del Valencia CF entonces, habría aceptado los 2.5 millones y medio que meses después ofreció el Athletic por él. O tal vez él mismo habría rogado a Llorente que lo traspasara al equipo de su vida, pero no, eligió Mestalla.

El idilio escribe hoy su punto y final porque el delantero vasco anuncia, a sus 39 años, que deja el fútbol en activo. Lo hace después de una temporada en su añorado Athletic que le ha servido para reconciliarse con la afición vizcaína en un año que tamicen puede valer como ejemplo para que todos tomemos conciencia de que tal vez en este fútbol moderno todavía quede sitio para las historias románticas que engrosarán la épica futura. Aduriz se va y su último gol había de ser en San Mamés y en un partido grande. La chilena ante el Barça le dio los tres puntos al Athletic y cierra una carrera de futbolista honrado más allá de sus números que por otra parte no se pueden discutir.

Como ese gol no se recuerda ninguno en Mestalla pero para siempre quedará la imagen de un futbolista que dominó el juego aéreo como pocos y marcó tantos que fueron tan importantes como los de Gelsenkirchen. Después de eliminar al Schalke aquel Valencia CF se metió en semifinales tras apear al Inter de Milán pero calló en semifinales ante el United. En la final le habría esperado el todo poderoso Barça de Guardiola. Hoy en día es difícil pensar qué habría pasado si el Valencia CF de Aduriz hubiese llegado a la final, la tercera final de la Champions... PD: En todo este relato hay pocas certezas, una de ellas es que, efecitamente, Manuel Llorente traspasó a Aduriz por 2,5 millones de euros al Athletic y la temporada siguiente marcó veinte goles...

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