La hemorragia que condena al Valencia CF

El equipo de Bordalás se aleja de los objetivos al haber encajado 38 goles en 24 partidos y mantener solo en uno de los últimos diez duelos la portería a cero

Momento en que los jugadores del Alavés celebran la victoria frente al Valencia

Momento en que los jugadores del Alavés celebran la victoria frente al Valencia / L. Rico

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Con dos puntos sumados de los últimos 18, el Valencia ha caído de nuevo en una dinámica derrotista, que corre cada vez más paralela al nivel de estancamiento de las dos temporadas precedentes. La mano experta de José Bordalás ha dado un aire más competitivo al equipo, con una identidad más marcada, pero a pesar de los picos de buenas rachas, en las primeras jornadas y en el mes de diciembre, el Valencia acaba empujado a la casilla de salida de la media tabla. Una dura realidad que emana de la grieta excesiva de los goles en contra, 38 en 24 jornadas. Solo Alavés, con 39, y Levante UD, con 50, han superado en tantos encajados a los blanquinegros. Esa sangría no se compensa ni con la estimable contribución en goles a favor (36, los séptimos de LaLiga) y aleja al Valencia de toda posibilidad realista de alcanzar los objetivos. Solo en cinco partidos se ha mantenido la portería a cero.

Entre los factores que explican una trayectoria de nuevo viciada despunta, claramente, las deficiencias en la confección de una plantilla no tan limitada de buenos efectivos, al repuntar algo la inversión en fichajes tras la sequía posterior a 2019, pero sí muy descompensada. Un desequilibrio en los perfiles específicos en el centro de la defensa, pero sobre todo en el doble pivote. La petición insistente de Bordalás en la llegada de un pivote con experiencia y oficio no solo no fue atendida, sino que además perdió en la última ventana de mercado al jugador que más se aproximaba a ese perfil veterano, como Daniel Wass. La llegada de Ilaix Moriba, mediocampista de gran proyección, cumple otras características pese al buen tono de sus primeros encuentros. El potencial ganado en ataque en enero, añadiendo a Bryan Gil a la ecuación, no contrarresta las limitaciones colectivas. Sobre todo cuando Bordalás debe efectuar rotaciones en el «once» a la fuerza, como sucedió en Mendizorroza tras el desgaste físico de la Copa, y la versión B del equipo no alcanza el nivel futbolístico necesario.

Con 14 jornadas todavía por delante, el Valencia tiene tiempo para corregir esos guarismos, pero la duda es si tendrá capacidad para dar la vuelta a la situación y seguir el promedio de puntuación de los rivales directos por la lucha europea, como Villarreal y Real Sociedad, que marcan la primera frontera continental a 6 y 8 puntos de distancia. Con toda la suerte fiada a la única bala de la Copa del Rey, el resto del campeonato doméstico puede convertirse desde una oportunidad para remontar posiciones a una travesía por el desierto si no se logran reactivar con urgencia los resultados, afectando a las perspectivas de planificación de cara a la próxima temporada.

Cillessen.

Cillessen. / SD

El problema de la forzada sucesión en la portería Otro de los puntos de inestabilidad que ha acabado afectando al rendimiento global del equipo, y más directamente a los goles en contra, es la falta de un titular inamovible en la portería. Jasper Cillessen es la opción preferida por Bordalás, por calidad, prestaciones y experiencia. Pero los intermitentes problemas físicos en los que ha caído esta temporada, y que le acompañan desde su fichaje por el Valencia en 2019, han variado la hoja de ruta prevista por Bordalás. La irrupción de Giorgi Mamardashvili fue una de las gratas sorpresas del principio de temporada, pero una mala actuación en el Sánchez Pizjuán frente al Sevilla, con tres goles en los primeros 21 minutos, sumergieron al joven guardameta georgiano en un largo ostracismo, a la sombra de Cillessen y Jaume Doménech, que fue la primera opción para la Copa.

Otra lesión de Cillessen

Las nuevas lesiones de Cillessen obligaron a escoger una solución a Bordalás, que se decantó de primeras por Jaume Doménech por su mayor veteranía y su influencia en un vestuario en el que siempre suma. Pese a no contar con el beneficio unánime de la grada, Jaume jugó en Liga y Copa hasta que su actuación en la derrota por 3-2 en el Wanda Metropolitano, impulsó a Bordalás a un incómodo giro de timón. Mamardashvili cumplió frente a la Real Sociedad y Athletic Club, y poco se le puede reprochar en la derrota frente al Alavés. Con todo, la primera opción de Bordalás sigue siendo la de Cillessen, pero su regreso no tiene todavía una fecha segura. El pasado sábado, el portero neerlandés dio un paso atrás en su recuperación al tener que someterse a más pruebas médicas.

En definitiva, la alternancia errática y a la fuerza en la portería del Valencia suele ir aparejada a una época de irregularidad deportiva. Así pasó en las últimas temporadas en las que no hubo un titular inamovible. Fue el caso del Valencia de Renan/Guaita/César Sánchez en 2009, o en 2016 con Diego Alves, Jaume Doménech y Matt Ryan.