Mercadeo ilegal con las entradas

Denunciados casos de socios que ofrecen sus entradas a precios disparados. Además, la generación más joven y los que cambiaron de nombre el pase, se quedan fuera

La Fan Zone de Sevilla durante la final de 2019

La Fan Zone de Sevilla durante la final de 2019 / SD

Vicent Chilet

Vicent Chilet

«Vendo tres pintauñas rojos y regalo tres entradas para la final de Copa del Rey en Sevilla. (…). 550 euros cada una, si me compras tres, precio especial». El mercado negro ha entrado en escena en las entradas para la final de Copa del Rey entre el Valencia y el Betis, el próximo 23 de abril en la Cartuja. Una vez conocidos los criterios para el reparto de localidades, entre los socios abonados que tengan al menos ocho años de antigüedad y que hayan acudido al 80% de los encuentros de esta temporada en Mestalla, han empezado a proliferar anuncios de venta de entradas de aquellos aficionados que, una vez comprobado que cumplen con los requisitos, quieren lucrarse con las entradas.

Los primeros casos se denuncia se dieron a conocer en las redes sociales y han sensibilizado a la afición valencianista, ya que la demanda de entradas es muy alta y el acceso de entradas de los seguidores muy limitado para la cantidad de masa social que se moviliza en una final de Copa. Las cantidades que se reclaman en la reventa están siendo elevadas, entre 250 euros (más el precio nominal) y 500 euros por entrada. Además, se usa el consabido truco, ante la prohibición de revender la entrada, de proponerla como un regalo, además del falso objeto simbólico que realmente se compra, como un pintauñas o «dos bolis BIC» como ha aparecido referenciado.

La inflación ilegal en el precio de estas entradas dificulta, más si cabe, el presupuesto de los aficionados del Valencia de cara a la finalísima. Hay que recordar que, a diferencia de los seguidores del Betis que vivirán el partido en su propia ciudad, los seguidores del Valencia deberán sumar, aparte del precio de cada entrada, el gasto en desplazamiento (gasolina, autobuses, trenes, aviones) y en la mayoría de los casos el alojamiento, cuyo precio se disparó al conocerse los equipos que disputarían la final.

El sistema de reparto de entradas, y al que los hinchas tienen acceso a través de un enlace en internet dispuesto por el club para comprobar si se cumplen las condiciones, se ha considerado el más justo al dar cabida al 95% de los socios, pero ha dejado también varios damnificados. La condición de tener un mínimo de ocho años el pase ha dejado fuera del corte a la generación más joven de espectadores. Tanto para aquellos que acuden con sus familiares, que les compraron el «pase», como para aquellos que ya como adolescentes han tenido la capacidad de adquirir cada año el carnet. Una generación que, en la lucha global por captar a los aficionados del futuro, puede ver comprometida su asistencia a un partido que marca para siempre como una final.

Del mismo modo, en Twitter se dieron a conocer casos de socios que, cumpliendo teóricamente los requisitos, no entran en la ecuación al haber renovado cambiando el nombre en una localidad distinta de Mestalla, lo que haría perder la antigüedad como socio, según denunciaron algunos usuarios de esa red social.