Claro que se puede

La última gran noche de Rubén Baraja como futbolista tuvo lugar ante el Barcelona. Semifinales de la Copa de 2007/08. Un Mestalla de gala empuja a un Valencia irreconocible en la Liga, pero muy fiero en la Copa del Rey, con un vestuario en el que la autogestión encabezada por el Pipo compensa el caos ingobernable de Ronald Koeman. Después del 1-1 en la ida en el Camp Nou, Baraja abre la cuenta en el viejo estadio con una volea de zurda desde el vértice del área, directa a la escuadra. Mata aumenta la cuenta en el 44, pero Henry reabre la emoción en el 72, con la réplica de Mata solo un minuto después. Eto’o recorta distancias en el 80, pero el 3-2 ya no se movería y el Valencia accedería a la final. Esa eliminatoria es un ejemplo válido de una excepción plausible. En años malos de los blanquinegros, ser capaz de tumbar al Barcelona. No solo en la fortaleza de Mestalla, sino en el Camp Nou, escenario del partido del próximo domingo.

De hecho, en la historia moderna del gran clásico del Mediterráneo, con el Valencia bajo una gran convulsión societaria y con el Barcelona aupado con el reinado de Leo Messi, ha sido más usual ver ganar al Valencia en el coliseo barcelonista, que no en el calor de Mestalla. Después de las 5 victorias valencianistas entre 1998 y 2004, una en Copa y cuatro en Liga, en plena edad de oro desde el Piojo López a los triunfos de Rafa Benítez, desde entonces el Valencia ha logrado vencer en dos ocasiones en el Camp Nou. Son muy pocos los casos, pero se da la circunstancia que ocurrieron en los contextos más improbables. Dobles saltos mortales y sin red.

En la temporada 2013-14, el 1 de febrero, el Valencia de Juan Antonio Pizzi, sustituto de Miroslav Djukic, rompió con una racha de casi un año de imbatibilidad en su feudo de los barcelonistas. Los valencianistas sorprendieron al campeón de Liga en una enorme segunda mitad. Alexis adelantó al Barcelona y Parejo empató antes del descanso. Tras la reanudación, Paco Alcácer se desata asistiendo a Piatti en el 1-2 en el 48 y anotando el 2-3 en el 59 después de la igualada de Messi de penalti en el 54. Un triunfo que dio alas a los de Pizzi en un final de temporada ‘in crescendo’.

Mucho más sorprendente fue la victoria en la temporada 2015-2016, con Paco Ayestaran como técnico. El Valencia enfocaba la parte final del curso lejos de los objetivos, tras haber cambiado dos veces de técnico (de Nuno Espirito Santo al experimento fallido de Gary Neville) y llegaba al Camp Nou el 17 de abril con el recuerdo humillante del 7-0 recibido en Copa contra el Barcelona. Después de soportar una primera ofensiva del Barça en 20 minutos, el Valencia se adelantó con goles de Siqueira y Santi Mina. A falta de media hora, Messi recortó y los tres puntos se conservaron, no sin sufrimiento, para sorpresa de toda Europa.

Con la excepción de la célebre final de Copa del Rey de 2019 (1-2), jugada en suelo neutral en el Benito Villamarín, solo Marcelino García Toral y Javi Gracia, el Valencia estuvo muy cerca de asaltar de nuevo el Camp Nou, con sendos empates a 2-2, pero sin acabar de tumbar al gigante. Este domingo aparece una nueva oportunidad. Una ocasión, como los últimos precedentes de éxito, con toda la lógica y expectativas en contra, como le gusta al Valencia.

"Vamos, Pipo, que esto se levanta"