El agravio Vinícius-Diakhaby: como para salir en la foto

No participar de la «pantomima» fue su manera de protestar contra la gestión del CSD, RFEF y LaLiga: los mismos que lo dejaron solo en Cádiz

Mouctar en la grada de Cádiz y Vinícius, en el palco

Mouctar en la grada de Cádiz y Vinícius, en el palco / SD

Andrés García

Andrés García

La imagen de Mouctar Diakhaby negándose a posar con la pancarta de la campaña contra el racismo ha dado la vuelta al mundo. Muchos lejos de nuestras fronteras no entendieron por qué un futbolista de raza negra como el valencianista se negó a sujetar el cartel de ‘Racistas, fuera del fútbol’. El central franco-guineano, sin embargo, tenía motivos de sobra para no formar parte del paripé mediático de cara a la galería del Consejo Superior de Deportes (CSD), LaLiga y la RFEF. Salirse de la foto fue su manera pública de protestar contra el trato que recibió de todos estos organismos y denunciar los agravios comparativos con el ‘caso Vinícius, dos años después. Así se escribe el racismo selectivo del fútbol español:

Agravio con Vinícius

Diakhaby condenó los insultos racistas a Vinícius el domingo en Mestalla, apoyó públicamente al brasileño del Real Madrid y pidió contundencia en las sanciones para los aficionados con conductas racistas. «Apoyo a Vinícius contra los insultos racistas que recibió de algunos aficionados . Y espero que mi club haga lo necesario para sancionar fuertemente a los que cometieron estos actos... no decir nada es ser cómplice», manifestó en las redes sociales. Que quiere a los racistas fuera del fútbol está fuera de toda duda. Lo que no entiende el futbolista es la diferencia de trato e interés de los organismos en su caso y en el de Vinícius. El agravio comparativo le ha dolido.

Defendido, desprotegido

El futbolista se sintió desamparado y solo ante un episodio racista que significó uno de los momentos más duros de su carrera deportiva. Diakhaby denunció hace dos temporadas ser víctima de un insulto racista de Juan Cala en aquel Cádiz-Valencia de 2021. Lejos de poner todas las herramientas para defenderlo como ha pasado ahora con Vinícius, el futbolista se sintió desprotegido. El país corrió un tupido velo. Todo lo contrario que ahora con Vinícius. Los insultos que recibió el brasileño (de momento solo tres identificados) se han convertido en una cuestión de Estado.

Las dos caras de Tebas

El presidente de LaLiga Javier Tebas siempre dudó de la palabra de Diakhaby. «Diakhaby debió entender mal, confío también en lo que él dice pero debió entender mal como tantas veces pasa en la vida. Se han visto imágenes y lectura de los labios y lo que dice es ‘mierda’ y no ‘negro de mierda. Queda acreditado que Cala no es racista y que Diakhaby escuchó mal, no hace acusaciones falsas, esa es mi opinión», dijo. Nunca le pidió perdón. Algo que sí ha pasado con Vinícius después de reprocharle que faltó a la cita en varias reuniones informativas. «Pido disculpas. O me expliqué mal o no era el momento Vinícius es el mejor jugador de la Liga y está siendo el blanco de los insultos porque es un gran jugador».

Inmovilismo hasta Mestalla

Diakhaby quedó muy tocado por aquel episodio racista de Cádiz. Su único consuelo fue que aquello sirviera para cambiar el reglamento, endurecer las penas y combatir de verdad a los racistas con un nuevo protocolo de actuación. No fue así. Los organismos dejaron pasar la oportunidad y no fueron contundentes contra el racismo. El propio Diakahby tuvo que soportar al año siguiente que el Nuevo Mirandilla lo señalara con más insultos. No ha sido hasta ahora con el ‘caso Vinícius’ cuando LaLiga ha reaccionado. «Seguiremos haciendo campañas y jurídicamente seguiremos peleando para que se meta en prisión a los que hagan estos insultos y por eso queremos competencias. Con competencias, estamos seguros de que en seis meses resolvemos este problema», decía recientemente Tebas.

De víctima a "loco"

Diakhaby fue una víctima castigada en vez de ser protegida. La falta de pruebas videográficas impidió que su causa prosperara. Sin embargo, el juicio público lo perdió. Juan Cala negó que le llamara «negro de mierda» y el silencio de Javier Tebas fue cómplice. La tibieza de los organismos reforzó la versión del jugador del Cádiz y potenció la idea de que el jugador del Valencia estaba «loco». «Conmigo sí tuvo palabras racistas y por eso quiero que sea sancionado. Mi idea es ir hasta el final con esta historia, no soy un loco», decía Mouctar. De nada le sirvió. Cala salió ‘ganador’, habló de «farsa» y «circo» en su día y aprovechó el ‘caso Vinícius’ para recordárselo y llamarlo «payaso». «El tiempo y solo el tiempo pone a cada payaso en su sitio». Gratis. Sin sanción.

Uno grada, otro palco

Vinícius acabó sentado en el palco de autoridades del Santiago Bernabéu al lado de Florentino Pérez con el apoyo institucional de una campaña contra el racismo detrás. Mouctar acabó sentado en la grada viendo cómo sus compañeros jugaban los últimos minutos del partido en contra de su voluntad. Aquel partido se reanudó con Cala en el campo y sin Mouctar. «Hemos comentado con Diakhaby, a ver cómo se encontraba, y él nos ha dicho que no estaba bien», reconocía el entonces entrenador del Valencia Javi Gracia.

Del aplauso a la amenaza

Mucho se ha hablado esta semana en la capital de que el Real Madrid tenía que haber dado un golpe sobre la mesa y abandonar el partido tras los insultos racistas. «Era para irse. Ya es hora de que pase eso», decían. Pues bueno, eso ya pasó con Diakhaby. El Valencia se marchó del césped con aquel «vamos, vamos» de José Luis Gayà y Gabriel Paulista y se vio obligado a salir por la amenaza de los árbitros de perder puntos. «Nos han dicho que teníamos que jugar o nos quitaban los tres puntos y posiblemente alguno más», aseguró Gayà. Por si no había sufrido poco, a Diakhaby le tocó decirle a sus compañeros que salieran a jugar para que el equipo no saliera perjudicado deportivamente. Todo esto sigue en la cabeza de Mouctar. ¿Cómo iba a prestar su imagen a una campaña contra el mismo impulsada por los mismos que en su día le dejaron tirado? Diakhaby tenía muchas razones para negarse a posar y dejarlos en evidencia. No se los cree.