Otra ‘chapuza’ arbitral en Mestalla

Un error clamoroso de Soto Grado, y posteriormente del VAR, impidió al Valencia tener la oportunidad de marcar el 1-0 de penalti

Sus explicaciones, un sinsentido

Soto Grado durante el VCF-Sevilla

Soto Grado durante el VCF-Sevilla

Rafa Jarque

Rafa Jarque

El Valencia no pasó del empate a cero ante el Sevilla el pasado sábado en Mestalla. Más allá del nivel futbolístico del equipo, al que le faltó finura en los metros finales para superar a Orjan Nyland, los de Rubén Baraja volvieron a salir perjudicados por el estamento arbitral. En esta ocasión fue por un clamoroso penalti sobre Dimitri Foulquier en los primeros cuarenta y cinco minutos que Soto Grado, colegiado de campo, no consideró punible. Y lo que es más grave todavía, tampoco lo hizo Prieto Iglesias desde el VAR a pesar de que pudo ver tantas repeticiones como quiso. 

La imagen deja poco lugar a la dudas. En directo la sensación fue de penalti claro y cada repetición refutaba más aún esa idea principal. De hecho, esa también fue la primera impresión de Soto Grado, lo que hace todavía más grave que el colegiado no indicara los once metros. Lo admitió en una conversación con Hugo Duro y Dimitri Foulquier que mantuvo en el túnel de vestuarios durante el tiempo de descanso. Con tono amigable, sacó el tema el ‘9’ del Valencia: «¿Has visto esta? Le da con el hombro», le avisaba.

La respuesta del colegiado debió dejar perplejo a Hugo Duro, sobre todo el momento en el que admite que, en directo y en primera instancia, sí consideró pitar penalti: «No, con la cadera. Yo fíjate que en el campo me parecía... Pero digo, buah, no puede ser». argumenta Soto Grado. Su justificación para terminar no señalando la infracción es que Isaac Romero impacta con la cadera, no con el hombro. «Y yo se lo estaba explicando ahora a Foulquier, él va hacia la pelota y este le mete con la cadera, luego sí que es cierto que parece que hace con el brazo, pero nada. Se la juega eh, pero no». 

Tras el partido, el propio Hugo Duro valoró la acción ante los micrófonos del club y habló incluso de esta corta conversación que mantuvo con el gran protagonista de la noche: «Lo veo empujón. Creo que no le da con el hombro. El árbitro en el descanso ha dicho que le da con hombro y cadera, que no le parecía suficiente. Ahora ya toca seguir». Tampoco tuvo dudas el protagonista, Foulquier: «Yo no he visto la repetición, pero mi percepción es que me empuja desde atrás, no es hombro-hombro. Para mí sí es penalti, el árbitro lo ha visto de otra forma. Para mí era falta, pero respeto su decisión».

Explicaciones aparte, lo ocurrido con esa acción en Mestalla es el enésimo ejemplo del pésimo nivel arbitral que imparte justicia en la liga española. Cada jornada ocupa las portadas y los telediarios un escándalo distinto y, lamentablemente, el Valencia ha sido protagonista en demasiados de ellos. No se pueden consentir tantos errores de bulto y menos a este Valencia de mínimos al que le cuesta sangre, sudor y lágrimas sacar puntos, como se demostró durante los 90 minutos del partido ante el Sevilla.

En circunstancias normales, y sobre todo en según qué campos, este tipo de errores tan claros acarrearían ‘neverazo’ inmediato para el profesional que comete el error. Sin embargo, la experiencia le dice al Valencia que no espere consecuencias a la mala decisión que le impidió sumar los tres puntos si Pepelu hubiera transformado desde los once metros. Tres puntos, por cierto, que hubieran dado oxígeno en la difícil escalada hacia puestos europeos que todavía es una posibilidad.

Reincidente

Mestalla alzó la voz, silbó como nunca y despidió al colegiado al descanso a grito de «¡Burro, burro!». Llueve sobre mojado porque no es la primera vez que el valencianismo se siente engañado al finalizar un encuentro. En el recuerdo perduran muchas acciones, demasiadas. Además, no hay que olvidar que el Valencia viene de una temporada en la que rozó el descenso en parte por el pésimo nivel deportivo de la plantilla, pero también porque fue perjudicado en casi cada jornada por el estamento arbitral.