Jaime Latre es un aguafiestas. Si el árbitro del colegio aragonés no hubiera anulado el gol legal de Simone ZazaSimone Zaza el Valencia ahora mismo sería matemáticamente equipo de Champions League. Solo su asistente vio el fuera de juego. Por no hablar del penalti sobre Carlos Soler. El ‘chino’ fue derribado cuando tenía toda la ventaja sobre el defensa. No hay derecho. El árbitro falló, pero también lo hizo el joven equipo de Marcelino. Le pesó al Valencia la responsabilidad de ganar. Al equipo le pudo la ansiedad especialmente en la primera mitad. En la segunda se generaron ocasiones, pero no se finalizaron. No llegó el gol que abría la puerta al Valencia a la Liga de Campeones. El objetivo está cerca, pero tendrá que esperar.

El empate o la derrota del Betis esta noche contra el Málaga sería suficienteBetis Málaga . Si no es así, bastará con sumar uno de los nueve puntos que restan en juego contra el Villarreal y el Girona lejos de Mestalla y en casa frente al Deportivo. Eso, siempre y cuando el Betis gane los tres últimos encuentros de la Liga. A partir de ahora, cualquier pinchazo del Betis en lo que queda de Liga convertirá al Valencia en equipo Champions de forma matemática.

El equipo puede asegurar el objetivo el sábado en Vila-real. Eso sí, tendrá que ser otro contra los amarillos. Ayer desde el primer momento acusó una extraña ansiedad por resolver el partido por la vía rápida que se tradujo en imprecisiones. Querían celebrar antes que marcar el gol. Los de Marcelino no eran capaces de encontrar la serenidad desde la cual elaborar su fútbol. Faltaba un punto de pausa al juego. No había forma de hilvanar una jugada. Siempre había una mala decisión, un mal pase o un error no forzado. Seguramente todo habría cambiado si Rodrigo resuelve un mano a mano con Yoel a los diez minutos. Pero su disparo salió tan cruzado como la primera parte del Valencia. Por dentro fue imposible. Rodrigo no estaba fino y Parejo, menos.

Tampoco se hacía daño por fuera. Gayà y Guedes encontraron espacios por la izquierda porque Pedro León ayudaba bien poco al lateral, pero no eran capaces de aprovecharlo. Ni siquiera a base de transiciones rápidas. Hasta Guedes se enredaba a la contra. Una ruina. Mestalla se impacientaba, pero lejos de meter más presión a los jugadores, les reforzaba a base de aplausos. Aunque para ovación la que se llevó Neto. El brasileño voló a la escuadra para evitar un golazo de falta de Pedro León y Kondogbia se jugó el tipo para taponar el rechace de Lombán. Esa jugada espoleó a más de uno y el equipo, con más corazón que cabeza, acabó la primera parte arriba con un centro de Montoya, un disparo de Guedes, el voleón de Soler que dejó KO a Dani García y una mala salida de Yoel que no aprovechó Santi. El equipo quería, pero no podía.

Si algún futbolista sostuvo al Valencia en la primera mitad ese fue Kondogbia. Estaba en todas partes. Mestalla le reconoció su esfuezo varias veces. Cada día que pasa vale más. El francés tiró del carro y desde su empuje llegaron varias aproximaciones peligrosas de Mina y Guedes. La más clara, un balón largo a la contra para la carrera de Rodrigo. El hispano-brasileño se encontró esta vez con la manopla de Yoel. Mestalla empujaba y Marcelino metía más leña al fuego con la entrada de Zaza. Y cuando el gol estaba más cerca apareció en escena el árbitro Jaime Latre. El colegiado aragonés no señaló penalti en un claro derribo a Soler dentro del área y anuló un gol legal de Simo por un fuera de juego que solo vio su asistente.

El Valencia tenía que luchar contra su ansiedad y contra el árbitro. Pero ni así bajó los brazos. Todo lo contrario. Soler se ofrecía hasta la extenuación, Parejo daba un paso adelante y Rodrigo lo intentaba cada vez con más insistencia. Marcelino pedía cabeza en la banda y daba entrada a Ferran Torres por un cansado Soler. El ‘chino’ se había vaciado sobre el campo. Como todos los jugadores. Las piernas empezaban a pesar y el tiempo se agotaba. El gol no llegó. Mestalla pitó al árbitro y aplaudió al equipo. La gente sabe que la guinda a esta gran temporada va a llegar tarde o temprano.