Polución y salud

La contaminación del aire acelera la demencia en las personas, según un estudio

La reducción de partículas en la atmósfera recorta en un 15% el riesgo de sufrir esta enfermedad

La contaminación acelera la demencia en las personas

La contaminación acelera la demencia en las personas / CHARLES PLATIAU

Verónica Pavés

Verónica Pavés

La contaminación del aire, especialmente fuerte en las ciudades, está relacionada con una mayor incidencia de casos de demencia. En una revisión exhaustiva de toda la literatura científica que existe en torno a este fenómeno, el gobierno de Reino Unido ha establecido que la contaminación del aire incrementa el riesgo de que las células cerebrales pierdan su funcionalidad.

La demencia afecta a nivel mundial a unos 50 millones de personas, de las cuales alrededor del 60% viven en países de ingresos bajos y medios. Cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento. Se prevé que el número total de personas con demencia alcance los 82 millones en 2030 y 152 millones en 2050. Buena parte de ese incremento puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medios el número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más.

Si bien los datos epidemiológicos varían según la fuente consultada, se estima que actualmente hay en España aproximadamente 800.000 personas con demencia, de los que alrededor del 60 y 80% correspondería a la enfermedad de Alzheimer.

No sólo los pulmones están en riesgo

El informe concluye que “la contaminación del aire contribuye a disminuir la capacidad mental y, por ende, a provocar demencia en personas de edad avanzada”. ¿Cómo puede suceder esto? Cuando respiramos estas micro partículas tóxicas no solo estamos exponiendo a nuestros pulmones, que incrementa el riesgo de que se produzcan diferentes enfermedades cardiovasculares. Las pequeñas partículas en suspensión también son capaces de filtrarse a nuestro torrente sanguíneo y de ahí viajar por todo nuestro organismo hasta alcanzar el cerebro.

Tráfico en una autopista

Tráfico en una autopista / efe

Al igual que ocurre en los alvéolos, las pequeñas partículas, de menos de 2,5 micras (P.M 2,5), irritan también los vasos sanguíneos, lo que corta o limita la irrigación de la sangre hacia el cerebro. Poco a poco, este fenómeno genera demencia vascular. Hay casos raros en los que las partículas contaminantes atraviesan incluso la barrera hematoencefálica y dañan a las neuronas directamente.

Para llegar a estas conclusiones, los científicos han revisado un total de 70 estudios realizados en humanos, incluidas aquellas investigaciones epidemiológicas en pacientes, público general y experimentos en laboratorios. Pese a la enorme evidencia que establece este vínculo claro entre la contaminación del aire y la demencia, aún no es suficiente como para establecer cuántos casos de demencia se deben a ello.

Como explican los investigadores, existen evidencias “sólidas” que reflejan que los contaminantes en el aire causan problemas en el sistema cardiovascular, por lo que “es probable” que esos efectos también tengan un impacto en el riego sanguíneo. Sin embargo, dado los datos, los investigadores creen que la “asociación entre la exposición a los contaminantes y los efectos sobre el deterioro cognitivo, debe ser causal”.

Con mejor aire, un 15% menos de casos de demencia

Investigaciones previas muestran, además, que al mejorar la calidad del aire también lo hace la función cognitiva. Este estudio, publicado 2021 en Environmental Pollution, confirmó que la reducción de las partículas finas (PM 2,5) y de los contaminantes relacionados con el tráfico (NO2) en un 10% de la norma actual de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos a lo largo de 10 años se asoció con una reducción del 14% y del 26% del riesgo de demencia, y con un declive cognitivo más lento, en mujeres mayores norteamericanas, independientemente de su edad, nivel de educación, la región geográfica en la que vivían y si tenían enfermedades cardiovasculares.

Contaminación en Barcelona

Contaminación en Barcelona / efe

Además, la reducción de la concentración de PM2,5 a lo largo de 10 años se asoció a una disminución del riesgo de demencia por todas las causas en individuos franceses en un 15% y de enfermedad de Alzheimer en un 17% por cada microgramo de contaminante gaseoso por metro cúbico de aire (microg/m3) de disminución de PM2,5. La exposición a largo plazo a contaminantes atmosféricos también se asoció con mayores niveles de beta amiloide en la sangre en una gran cohorte estadounidense, lo que demuestra una posible conexión biológica entre la calidad del aire y los cambios físicos del cerebro que definen la enfermedad de Alzheimer.

Estudio de referencia: https://www.gov.uk/government/publications/air-pollution-cognitive-decline-and-dementia

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