Un dispositivo detiene los molinos eólicos cuando se acercan aves

Cada año entre 6 y 25 millones de aves mueren en España al chocar contra las aspas de un aerogenerador. Y se espera que esta cifra aumente a medida que la energía eólica siga desarrollándose en España. Las colisiones con molinos de viento, que afectan a todo tipo de especies, incluyendo las que se encuentran en peligro de extinción, ha sido durante décadas una de las mayores reproches a este tipo de instalaciones. En este contexto, en el último año se han desarrollado una serie de nuevas tecnologías de control y seguimiento en tiempo real que intentan acabar, o al menos mitigar, el impacto de los molinos de viento en las comunidades de estos seres alados.

Nuevas herramientas que empiezan a emerger en los mercados de todo el mundo tienen la capacidad de detener las aspas de los molinos de viento cuando detectan la presencia de un ave volando cerca de él, así como de disuadir al animal de pasar cerca de la instalación. Es el caso del dispositivo DTBird, un sistema autónomo que se coloca en el mismo aerogenerador o en su base, capaz de realizar un seguimiento en tiempo real de las aves.

Algunas comunidades autónomas, como Cataluña, empiezan a exigir a todas las empresas promotoras de proyectos eólicos, que instalen “los sistemas tecnológicos de mayor eficacia”. Aunque la directora de la Sociedad Española de Ornitología (Seo Birdlife), Ana Carricondo, ve con buenos ojos este tipo de medidas, teme que se usen como excusa para “colocar aerogeneradores en cualquier lugar”. “No queremos que esto suponga una vía libre a las empresas para poner molinos en cualquier lugar aludiendo a que no dañan a las aves”, explica Carricondo.

A su juicio, sería peligroso pensar que es la solución definitiva y que, por ejemplo, diera lugar a que se instalaran en “zonas migratorias altamente sensibles” porque “ningún dispositivo es 100% efectivo”. “Su eficacia varía mucho dependiendo de la meteorología y la visibilidad”, insiste.

Este tipo de dispositivos no son “nuevos”, aunque cada vez mejoran más y adquieren mayor sensibilidad y eficacia. “Nosotros llevamos desde 2011 recomendando su uso para reducir la mortalidad, junto a otras técnicas”, asegura, porque “todo lo que contribuya a reducir la mortalidad es bienvenido”.

El dispositivo está dotado de tres módulos. Uno de detección, que consta de cámaras HD y térmicas que inspeccionan un campo de visión de 360º alrededor del aerogenerador y que detectan la presencia de aves en tiempo real, de modo que se puedan tomar decisiones rápidas para evitar una colisión. También cuenta con un módulo de prevención que emite sonidos disuasorios a las aves cuando vuelan en una zona peligrosa adaptados a varias especies. El último módulo que conforma este dispositivo es el que regula el movimiento de las aspas. Es capaz de parar o reiniciar de manera automática el generador dependiendo de una evaluación de riesgo previa que realiza en tiempo real. También se ajusta a distintas especies y grupos de aves.

Ya en 2011 la Sociedad Española de Ornitología estimaba que "los más de 18.000 aerogeneradores que hay en España podrían estar causando una mortalidad anual de aves y murciélagos comprendida entre los 6 y 18 millones de individuos". La cifra desde entonces se ha incrementado, al mismo ritmo que aumenta el número y extensión de parques eólicos. En un estudio posterior, la misma organización mostró un dato cuantitativo: 6.058 registros de aves ingresadas en Centros de Recuperación de Fauna como consecuencia de su colisión con aerogeneradores entre 2000 y 2018. Esta la sexta causa de ingresos en estos centros, con un 3,74% del total.

Aunque no hay ningún otro estudio posterior, SEO/BirdLife ha advertido de que estos números pueden ser mucho mayores, dado que en la actualidad hay casi 1.300 centrales eólicas y más de 21.000 aerogeneradores repartidos por toda España.

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