La estela

La agónica clasificación para las semifinales de la Eurocopa confirma el acierto de Luis Enrique con la lista pese al madrileñismo, una situación similar a la de Aragonés en 2008

JOAN CARLES NUEVO

JOAN CARLES NUEVO / SD

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

La agónica clasificación para las semifinales de la Eurocopa confirma el acierto de Luis Enrique con la lista pese al madrileñismo, una situación similar a la de Aragonés en 2008

El divorcio de la selección de Luis Enrique con el Real Madrid le sienta bien a España. Contra el Madrid siempre se vive mejor y por eso a la Roja le han salido admiradores imprevisibles, como es mi caso, lo reconozco. Pasó lo mismo en 2008 cuando Luis Aragonés se atrevió a dejar fuera a Raúl González, un jugador que pensó que por ser el capitán del Bernabéu podía cuestionar la autoridad del entrenador y como se comprobó después era muy prescindible. Perdió él y ganó el combinado español. Aquel gol de Fernando Torres en Viena, hace ahora justo trece años en la final contra Alemania, inició el ciclo triunfal. Xavi Hernández fue proclamado mejor jugador del torneo e Iniesta empezó a preparar el camino del olimpo.

Aragonés solo se abría en círculos íntimos y si había un periodista desconfiaba todavía más. Por eso siempre le estaré agradecido a Pedro Cortés por aquella comida con el míster donde el recordado Jesús Barrachina hizo de anfitrión. Fútbol de sobremesa con mucho carácter. Allí entendí la sabiduría de un míster que supo dejar intactos los cánones de un equipo, porque el que conspira contra el jefe se debe quedar fuera. En Paterna ya lo hizo con Romario pero con las cámaras delante, recuerden aquel "míreme a la carita, a los ojos".

Gestionar un grupo con muchos egos y donde más de la mitad de los jugadores gana más que tú se antoja muy complicado. Por eso además de tener clara la táctica y la estrategia en cada partido, un buen técnico necesita madera de líder para asaltar el éxito.

Luis Enrique es lo más parecido que recuerdo a Luis. Dejando fuera a Sergio Ramos demostró arrojo y no se achantó cuando el madrileñismo mediático fue a por él. Los mismos que ahora han cuestionado el estado de forma del central sevillano, aunque solo se han atrevido cuando ha dejado la casa blanca, y en previsión de que pueda volver como rival en un reforzado PSG. Exactamente el mismo argumento que utilizó el seleccionador cuando anunció la lista de la Eurocopa.

La sufrida victoria de ayer a Suiza confirma la hoja de ruta del seleccionador español que ha acertado hasta en la portería, con un espectacular Unai Simón. Ganar el partido del martes en Londres puede meter de nuevo a España en una final europea, y ahí hay suficiente solvencia contrastada para lo que venga. Lo dicho, los divorcios, aunque siempre son problemáticos, hay algunos que valen la pena.