Una última vela por Guedes

Que se quede es más importante de lo que parece. Ni Bordalás ni la afición merecen la venta del ‘7’

Guedes celebra su gol

Guedes celebra su gol / F. CALABUIG

Andrés García

Andrés García

Mestalla disfrutó el viernes como hacía mucho tiempo. La afición salió del estadio identificada, ilusionada y con la sensación de que este equipo y este entrenador podrán llegar lejos si no hay sorpresas de última hora en el mercado. Era el miedo. Es el miedo. «Virgencita, virgencita, que me quede como estoy», debió pensar más de uno. Mestalla no cantó aquello de «¡Guedes, quédate!, ¡Guedes, quédate», pero no hizo falta. La grada coreó su nombre y se lo demostró con una ovación a la altura de sus grandes noches de la era Marcelino.

El valencianismo se ha reencontrado con el portugués y cruza los dedos para que no se vaya. Para que Jorge Mendes no lo venda. No se lo merecería nadie. Ni el aficionado. Ni Bordalás. Ni por supuesto sus compañeros que sienten que han recuperado a Guedes y saben mejor que nadie que son más competitivos con él en el campo. La propiedad ha cumplido con su hoja de ruta y no lo ha malvendido. Que le pregunten a Sevilla y Villarreal. La previsión a 48 horas del cierre es que se quede. Ya solo queda que no haya sorpresa de última hora. Que se quede es muy importante. Más de lo que parece. Y no hablo de dinero. Hablo de no volver a sentirnos pequeños. Hablo de esperanza en un futuro mejor.