Banquillo eléctrico

Este sábado vuelve Marcelino, el último entrenador aclamado pese a la inestabilidad del banquillo valencianista. Me consta que José Bordalás sabe cómo las gasta Mestalla

Marcelino y Bordalás

Marcelino y Bordalás

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza formaron la legendaria delantera del Valencia de los cuarenta que todavía permanece en el ideario colectivo porque puso al club entre los mejores de Europa. Pero lo más eléctrico de Mestalla es el banquillo. 

Hoy vuelve Marcelino, el último entrenador aclamado. Con justicia, pues el técnico asturiano que dirige ahora el Athletic Club no solo consiguió la última Copa ante el Barça de Messi, sino que puso orden y criterio en la desafortunada gestión de Peter Lim. Sin embargo, la relación del pueblo de Mestalla con los inquilinos del foso es ciclotímica, con constantes trastornos de ánimos. 

Por no irnos muy lejos, en lo que llevamos de siglo, los entrenadores que han dejado huella en el equipo son Héctor Cúper, Rafa Benítez, Emery, Ernesto Valverde y Marcelino García Toral. Además del imprescindible Salvador González, Voro, al que habría que poner una estatua junto al monumento a la afición. 

El argentino Héctor Cúper llevo al VCF a dos finales seguidas de Champions League. Una gesta mayúscula que se le pagó con el máximo desprecio, e incluso con peligro para su integridad física. Rafa Benítez heredó la gloria con dos Ligas y una UEFA, aunque siempre me pareció un técnico sobrevalorado y poco agradecido, que contó con la complacencia general porque cuidó mucho las relaciones mediáticas. Unai Emery me parece un pedazo de entrenador. Fui injusto con el guipuzcoano, pero es con el que más hablé de fútbol, y es el preparador más leal con el club donde trabaja de todos los anteriores. Ernesto Valverde para lo que poco que estuvo dejó la explosión de un jugador como Dani Parejo tras ponerlo en su sitio y darle la confianza que merecía. Y de Marcelino lo dicho.

La segunda etapa de Claudio Ranieri fue para olvidar. Antonio López fue una broma («todos somos Antonio López», ¿se acuerdan?; un abrazo sincero Jordi Bruixola). Y en eso llego Quique Sánchez Flores, la máxima injusticia del siglo. Destituido por un capricho de la dama presidencial labrado con la inquina de Carboni. Un despropósito que deshizo todas las posibilidades de recuperar a un grupo ganador. Porque luego llegó Ronald Koeman, que ya apuntó maneras aquí de ‘destrozaequipos’. Djukic y Pizzi llegaron en el peor momento y Nuno Espíritu Santo sabía que estaba de ‘erasmus’.

Me niego a decir nada de Pellegrino, Gary Neville, Pako Ayestarán, Cesare Prandelli, Albert Celades y Javi Gracia. Una tómbola ‘made in Singapur’. Me consta que José Bordalás sabe cómo las gasta Mestalla y de momento está de dulce. Casi treinta entrenadores se han sentado en el banquillo eléctrico de Mestalla, lo que demuestra la inestabilidad del banquillo. Hubo un tiempo que era suficiente sumar tres puntos, también había que gustar. Ahora solo vale ganar, incluso a Marcelino García Toral, el último que entendió al valencianismo por encima de los propietarios actuales.