Cómo el Valencia intentó colarse en la Superliga... sin éxito

Mateu creyó que la creación de un equipo ganador haría al máximo accionista a apostar más

Mateu creyó que la creación de un equipo ganador haría al máximo accionista a apostar más

Mateu creyó que la creación de un equipo ganador haría al máximo accionista a apostar más / SD

Nahuel Miranda

Nahuel Miranda

Hace unas semanas, el presidente ejecutivo del Bayer Leverkusen, el español Fernando Carro, advertía del peligro de que la Bundesliga alemana se transformara en una especie de liga de desarrollo de la Premier, aunque habría que añadir que probablemente ya lo sea.

La fórmula para sobrevivir suena muy a Manolo Llorente: como los ingleses ingresan mucho más por la tele, la única forma de recortarles es consiguiendo ingresos extraordinarios. Dicho de otra forma: vender estrellas a la Premier, reconstruir el equipo con jugadores más baratos e intentar ganar a los gigantes de Europa por haber fichado (o formado) reemplazos mejores que los jugadores vendidos.

A veces, el Bayer sucumbe ante el Chelsea, que se llevó al excelente Kai Havertz hace dos veranos, pero lo sonrojante es perder jugadores a manos del recién ascendido Brentford, que logró hacerse con la primera opción de la aspirina para el centro de la defensa el pasado verano.

El Bayer Leverkusen, una de las potencias del fútbol europeo, un club perfectamente saneado. Una entidad con un presupuesto anual similar al del Valencia prepandemia. Ni aún así pueden competir con el proyecto y la capacidad de gasto de un club debutante en la Premier.

Inglaterra tiene dinero para fichar no ya a cualquier jugador, sino a cualquier entrenador, director deportivo o modelo exitoso que se desarrolle en el mundo del fútbol. A largo plazo, el dinero siempre gana.

Competir regularmente, sin fallar inversiones sensibles, es una quimera. Los ingleses incluso reemplazan los jugadores que se llevan con juveniles cedidos para foguearse en la Bundesliga. Un fenómeno que ya arrasa Alemania, con muchos problemas para vender su producto a nivel internacional, pero que ya está presente en España y cabe esperar que siga avanzando por muchas inversiones de CVC que cierre LaLiga. Muy difícil decirle que no a la Premier: son la Superliga antes de la Superliga.

El problema que detectó Mateu Alemany al llegar al Valencia CF

Mateu Alemany detectó el problema al llegar al Valencia. La solución no es comprar a Cancelo por 15 y venderlo por 40, porque por el camino te suelen colar unos cuantos Danilos Barbosas, Abdennoures o Aderllanes. El mallorquín hablaba de «oportunidad histórica», una de sus coletillas más repetidas en sus discursos.

De asaltar el top-3 de LaLiga año tras año para ir recortando la distancia presupuestaria y sobre todo, de pedigree europeo. Que cuando se piense en la Superliga, el Valencia esté en la pomada. En pos de lograrlo, la doble M sacrificó gran parte de las inversiones en joyas en beneficio de los jugadores de rendimiento inmediato.

El Valencia dejó de ser un club vendedor, con el propio Cancelo como la única venta de más de quince millones de euros de toda su etapa en Mestalla. Además, Alemany tenía un as bajo la manga que el Bayer Leverkusen difícilmente tendrá. La regla del 50+1 impide a los clubes alemanes las inversiones completamente ajenas al club. Intuyo que Mateu vislumbró que la creación de un equipo ganador llevaría al máximo accionista a apostar más, otro atajo para asentarse en la élite. Lim tenía otros planes... pero ni siquiera sabemos cuáles son.