Opinión

Meriton y los suegros

Ahora se agota la espera hasta los partidos entre ATEs y plenos del Consell

Lim con su mujer tras un partido del Valencia en Champions

Lim con su mujer tras un partido del Valencia en Champions / SD

Peter Lim sabe lo que es el Valencia porque es un amante del fútbol. Lim va a firmar la transacción más grande del fútbol mundial». Esas fueron las palabras de Amadeo Salvo cuando Meriton se hacía cargo de la propiedad del Valencia. Años más tarde nada de esa frase parece tener excesivo sentido. Y sobre el cómo afrontar algunas expectativas Enrique Ballester, en ‘Barraca y Tangana’, parece tener alguna clave. «Cuando vuestras parejas os presenten a sus padres intentad parecer gilipollas profundos; luego cualquier cosa que hagáis se antojará meritoria, será automáticamente sobrevalorada». A priori no parece tener demasiada relación una cosa con la otra pero la realidad es que el problema está en lo que vendió Meriton y lo que está haciendo ahora. De poco vale decir cuando no se cumplen los plazos de la ATE, o cuando el equipo se aleja de las posiciones Champions, que con los empresarios valencianos las cosas también iban mal y que la herencia era la que es. Cuando se aseguró por activa y por pasiva que se quería hacer un Valencia campeón también se conocía la herencia y se sabía cuál era la situación económica. Una vez el tren descarrila tiene poco, o ningún sentido, hablar de que ‘antes de’ las cosas ya iban mal porque precisamente su llegada debía ser la del salvador que arreglara todo. 

Y lo que más cabrea es que esa ausencia de semanas tranquilas no parecen tener fin. No al menos a nivel institucional. Se puede confiar al máximo en Bordalás y en su capacidad para exprimir al máximo su plantilla y al mismo tiempo no entender el porqué el Valencia CF se resiste a ofrecer un aval para la prórroga de la ATE. El entrenador tiene la total confianza del aficionado y la mejor noticia es que él sí ha sabido encontrar soluciones a los problemas que iban surgiendo. La peor, al mismo tiempo, es ver cómo hace no tanto la gran preocupación era ver cuántos días quedaban hasta el próximo partido y ahora se agota la espera hasta el domingo entre ATEs y plenos del Consell que pueden resultar decisivos para el futuro del club. Y eso, por mucho que se quiera desviar el foco, nunca es una buena noticia. 

Al menos, por suerte, el partido contra la Real Sociedad aparece a la vuelta de la esquina para darle a la gente lo que más quiere. Esa tensión previa a los partidos antes de saber cuál será la alineación y poder decir ‘yo habría puesto a este o al otro’. Ese cabreo con los comentaristas de la televisión cuando dicen algo con lo que no estás de acuerdo. Esa sensación de que el árbitro siempre favorece al contrario o que muy bien se tiene que dar la cosa para sacar los tres puntos. Esa tensión es lo que da sentido al fútbol y al aficionado. También incluso lo de ponerte siempre en lo peor para llevarte una alegría con poco. Ya lo escribió Ballester, todo es una cuestión de expectativas.