La dignidad en el y del Valencia

La dignidad del Valencia también es decirle a Joan Laporta que las fotos con la camiseta del Barcelona se hacen en el Nou Camp

Aplausos de la afición de Mestalla durante un cambio

Aplausos de la afición de Mestalla durante un cambio / Francisco Calabuig

Toni Hernández

Toni Hernández

Antes de explicar qué significa para mí la dignidad del Valencia, me gustaría hacer un inciso. El inciso de costumbre, me apena decir. En unos tiempos tan convulsos y extraños como estos que nos está tocando vivir hay una serie de temas que están encima de la mesa y que nos tienen enfrentados; enfrentados como casi siempre, por otra parte. Porque aquí cada uno piensa de una manera y tiene un brazo casi imposible de torcer. La realidad objetiva es la misma, el Valencia. La forma de sentirlo, no. Y aquí es donde nace el problema capital del entorno, en la total falta de respeto y empatía con los valencianistas que piensan distinto a uno. Pero este tema prefiero dejarlo al margen, porque entiendo que no tiene cura (o a lo mejor sí y no he sido capaz de encontrarla en treinta años). 

Hablemos de la dignidad del Valencia. La cual para mí significa muchas cosas. Significa la necesidad de que el máximo accionista se dé cuenta de que hacen falta fichajes para pelear por Europa, que es donde un club con la masa social del Valencia debe estar. Significa la necesidad de que Peter Lim se dé cuenta de que así sus acciones valdrán más y que, una vez con el estadio en marcha, podrá recuperar su dinero y hasta ganar algo. La dignidad del Valencia significa querer entender a Gattuso cuando habla de 40 puntos y de revalorizar jugadores. El mensaje a mi parecer es muy claro, pero también, si se le quiere dar la vuelta, muy goloso. Muy goloso para el relato. Pero analicemos: si cualquier futbolista del equipo vale 60 millones de euros al final de este curso es porque habrá hecho una gran temporada (y probablemente todo el equipo), y porque la labor del técnico habrá sido buena. No hay que ir a Salamanca para entenderlo. ¿No? 

David Villa y Joan Laporta

La dignidad del Valencia significa, también, honrar a aquellos que han rendido de forma sobresaliente con esta camiseta y que han mostrado respeto por el escudo, como es el caso de David Villa. Los miles que lo aclamaban desde la Avenida de Suecia, los cuales posiblemente ni tengan nítido el recuerdo de sus goles, son un aval indiscutible. La dignidad del Valencia también es decirle a Joan Laporta que las fotos con la camiseta del Barcelona se hacen en el Nou Camp, y que no hace falta faltar al respeto a otro club ni a su sala de trofeos. ¡Ay, Joan! ¡Te merecías que te hubieran sacado del palco por maleducado! Pero bueno, dejemos esto a un lado y sigamos, que me caliento. 

La dignidad del Valencia es morir con unos jugadores honrados, con unos jugadores que, ya sean mejores o peores, se dejan la piel y hasta los huesos en cada partido. La dignidad del Valencia es exigir a la propiedad que firme lo que tenga que firmar en un par de meses para no dejar tirado el proyecto (dejarlo tirado otra vez). La dignidad del Valencia es que haya casi 50.000 valencianistas en Mestalla dejándose el alma y la garganta por su equipo, sin importar cómo vayamos y quién juegue. La dignidad del Valencia es no insultar a quienes se ponen la camiseta para intentar hacerla más grande. La dignidad del Valencia es defender sus intereses y acabar el maldito estadio de una puñetera vez. La dignidad del Valencia es poner la primera piedra de esa nueva era, de ese nuevo campo, y así dejar a los políticos en evidencia. La dignidad del Valencia es que todos honremos al escudo con nuestra militancia y nuestro sentido de pertenencia. La dignidad del Valencia es no estar callados esperando una derrota (o varias) para sacar un discurso ventajista y fatalista, y de ese modo poder entonar el «yo tenía razón» de costumbre. 

La dignidad del Valencia es muchas cosas. Y no se puede renunciar a ninguna de ellas porque, si renuncias a alguna, lo que haces es ir a tus intereses y no a los del club. Que al final, y supongo que al menos en esto estaremos de acuerdo, es lo único que importa.

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